Lavaderos de oro, ubicados en las localidades de Urcos y Quillabamba, en el Cusco; Mazuco, en Puno y Madre de Dios; fueron identificados como focos de explotación laboral y sexual infantil, según el estudio “Situación y vías de desplazamiento de menores implicados en la trata de personas” de la antropóloga Lupe Camino. La estudiosa aseguró que los menores de edad que son explotados provienen de todo el país, pero sobre todo de Puno, Quillabamba y Abancay Apurímac y afirmó que debido a la “mecanización” de los lavaderos, ha disminuido el número de niños en estos lugares pero en cambio se ha incrementado la explotación sexual de niñas y adolescentes en los alrededores. “Los trabajadores de los lavaderos gastan sus salarios en prostitutas menores de edad que se encuentran en condición de semiesclavas”, indicó.