Hágase la Luz

Caretas. La cultura de la basura es el concepto que podría enmarcar, finalmente, un sentido positivo a la producción masiva de desperdicios que se origina ante el consumismo actual de la población. La basura como parte de un ciclo útil y circular y no como la nefasta conclusión. Lo primero, ojo, no se entienda exclusivamente dentro del rubro de reciclaje. Alternativa a tomar en cuenta: la luz, la producción de energía a partir de la basura.

La empresa Petramás, justamente, viene de arrancar a fines de octubre las operaciones de la Central Térmica de Biomasa en Huaycoloro, planta que representó una inversión de US$ 14’000,000 y que utiliza el biogás proveniente de la descomposición anaeróbica de 15 millones de toneladas de basura para producir energía.

En castellano: diariamente se depositan 3’500,000 de kilos de los desperdicios de la capital (alrededor del 35% de toda la basura que produce Lima) en 250 pozos instaladas en 100 hectáreas de terreno. En éstos se captura el biogás y se traslada, vía un gasoducto de 20 kilómetros, a una planta de compresión y limpieza de gases.

Derivado luego el biogás a tres motores, se generan alrededor de 480 vatios, voltaje que, a su vez, es elevado hasta los 22,900 V mediante 2 transformadores. La energía creada pasa de ahí a Luz del Sur que la distribuye mediante el Sistema Eléctrico Interconectado Nacional, beneficiando a alrededor de 30,000 peruanos.

Lo positivo, claro, no solo radica en los nuevos focos que se podrán encender. Pesan también dos factores ambientales. El primero es la reducción de la emisión del gas metano producto de la descomposición: este gas, que calienta 21 veces más la atmósfera que el dióxido de carbono, es capturado y destruido para generar la electricidad.

La otra es que este tipo de central de energía podría servir de ejemplo para desplazar a las centrales que utilizan Diesel, reduciendo aún más las emisiones. Cuestión de inversión pública en la mira, entonces. Y que la basura represente la luz.

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