Segundo Campos y su hijo Franklin, son dos esforzados agricultores del distrito de Pichari, en el valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE), dedicados al cultivo del arroz desde hace un par de años. El éxito que han obtenido es tal que pueden llegar a cosechar hasta diez toneladas de ese grano tan popular en las mesas peruanas.
Franklin, que en un principio se dedicó al cultivo de coca, ahora es un convencido de que con el arroz se gana más y, sobre todo, se vive dentro de una economía lícita. “Antes todo esto era un pantanal”, afirma Franklin mientras muestra su chacra. “Ahora, acá tengo diez hectáreas de arroz. Y eso que mi campo es pequeño, hay campos mucho más grandes que hasta ahora nadie explota”, señala.
Por su parte, Segundo, agricultor nacido en Cajamarca, señala que el arroz que ellos producen es superior, incluso, al que se produce en Tarapoto “ya que acá no usamos ni abonos ni químicos”.