Ayer se anunció un acuerdo de paz aprobado por el Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia que pondría fin al conflicto armado que duró más de cincuenta años y cobró la vida de 220 000 personas en este país.
A través de este convenio, los rebeldes se comprometieron a deponer sus armas en un plazo establecido por el acuerdo. Además, este proceso implementará una serie de medidas para propiciar la reinserción social de los guerrilleros con el fin de que logren adaptarse a la sociedad civil y puedan tener una participación política en el país.
No obstante, se informó que el acuerdo será sometido a un proceso de votación para que la población civil de Colombia pueda ratificar el convenio. Por su parte, el expresidente Álvaro Uribe mostró su rechazo hacia este acuerdo por considerar que es una injusta amnistía para las Farc. Del mismo modo, la senadora del Centro Democrático, Paloma Valencia, condenó la aprobación de este acuerdo porque implica que los asesinatos cometidos por las Farc quedarán impunes porque los actores de estros crímenes no recibirán ningún tipo de sanción.
“El resultado para el país es que los peores genocidas y mayores asesinos van a terminar pagando cero días de cárcel, van a ser premiados con representación política. Se va a romper cualquier posibilidad de que Colombia avance por la senda del Estado de derecho», indicó la senadora.
Sin embargo, otros representantes políticos se mostraron a favor del acuerdo por considerar que esta medida permitirá que el gobierno controle la totalidad del territorio colombiano para propiciar el desarrollo económico del país.
“Es una enorme oportunidad para que el país cree un Estado democrático, lo que nos permitirá vivir en paz. El acuerdo tiene una fuerte oposición política, y el próximo trabajo será su promoción pública”, afirmó la analista política del Centro Nacional de la Memoria Histórica, María Emma Wills.
Cabe recordar que el gobierno y las Farc estuvieron realizando una serie acuerdos desde el mes de junio, donde anunciaron un alto al fuego y los guerrilleros aceptaron dejar sus armas. Además, hace un mes acordaron la liberación de los niños soldado que eran entrenados por los rebeldes para colaborar en sus ataques.