Los precios bajos de los hidrocarburos que favorece a la mayoría de industrias por impulsar su crecimiento económico, es desalentador para la industria gasífera peruana. Desde la llegada del shale gas (o gas de esquisto), el precio del gas sufrió una caída en el mundo. Esto significó que el precio de compra para el gas que Perú exporta sea mucho menor.
Al proyecto Camisea (lotes 56 y 88) esta situación no le afecta pues ya tiene comprometida su producción y un precio regulado (lote 88). Sin embargo, la extracción de gas de los demás lotes gasíferos es incierta con los precios actuales.
El shale gas ahora abastece a dos grandes mercados peruanos: México y Japón. Por ello, Chile seguirá siendo el primer mercado natural del gas peruano. Sin embargo, solo es cuestión de tiempo para que este país comience a exportar shale gas de Argentina.
En ese sentido, la inversión en la industria gasífera peruana estaría ligada al desarrollo de una industria petroquímica en el sur, pero la viabilidad económica de esta es incierta, apuntan analistas.
Los precios de los productos petroquímicos han caído al igual que el precio del gas, a raíz de una sobre oferta en el mercado internacional. Por poner un ejemplo, en Asia, Qatar Petroleum y Shell cancelaron el proyecto petroquímico más grande del mundo, que iba a demandar US$6,500 millones de inversión.
Estados Unidos es el país más competitivo en esa industria. Por ello, hace siete años los proyectos petroquímicos peruanos pasados se cancelaron, cuando el precio era atractivo. Ahora que los precios son bajos, una petroquímica peruana parece poco prometedora.
“La petroquímica no es rentable”, señaló Carlos del Solar, expresidente de la Sociedad Nacional de Petróleo, Minería y Energía, a Semana Económica. Por otro lado, Ramiro Portocarrero, socio líder de la práctica del estudio Ferrero Abogados, sostiene que construir una planta acá tiene un costo mucho menor que en otros países y en eso estaría la rentabilidad.
“Mientras el proyecto apunte a un mercado local o regional, va a ser competitivo”, explica Portocarrero. En la misma línea, Herrera Descalzi, exministro de energía y minas, señala que los mercados de Chile, el Perú y Colombia consumirían toda la producción de tal petroquímica.
El ministro de Energía y Minas, Eleodoro Mayorga, indicó que si bien el nuevo gas se venderá a libre oferta y demanda, se evalúa darle subsidio si tiene por destino la petroquímica. Sin embargo, no tendría sentido económico que el gobierno impulse una actividad netamente privada con fondos públicos, a menos que se justifique la existencia de un beneficio social de por medio.
Tal petroquímica sería la única en la costa del Pacífico y podría exportar a Asia oriental. Aunque no se tiene claro el costo-beneficio que determinará su viabilidad económica. Los principales actores en estas inversiones están a la expectativa del accionar de sus competidores, sin que ninguno dé el primer paso. El Estado debe evaluar bien el futuro económico de esta industria.
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