Tres nadadores franceses se encuentran este jueves en su octavo día de travesía nadando en las aguas del lago Titicaca a más de 3800 metros de altitud. Comenzaron el 10 de Noviembre desde el lado boliviano y pretenden llegar al Perú en unos diez días. En este momento han avanzado cerca de 68 kilómetros, por lo que se encuentran a mitad de camino.
Se trata de Théo Curin, un experimentado nadador y medallista paralímpico de Francia que tuvo la «loca» idea de cumplir un desafío que él mismo se había propuesto: nadar en las frías aguas del lago navegable más alto del mundo. Junto a él se encuentra la francesa Malia Metella, cinco veces campeona de Europa en piscinas cortas y largas, y Matthieu Witvoet, quien recorrió casi una veintena de países en bicicleta en 2017 descubriendo soluciones locales a los residuos plásticos.
Además de probar sus límites, los tres nadadores difundirán un mensaje para preservar el medioambiente e incentivar a las poblaciones a contribuir con el cuidado del lago que está contaminado. Se sabe también que al terminar su aventura, el bote que usan servirá de herramienta para que el Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD) pueda realizar estudios científicos y de investigación en el lago Titicaca.
Los tres nadadores se prepararon alrededor de quince meses a distancia del Titicaca para adaptarse a las particularidades del lago que se encuentra a 3.812 metros de altitud y que es considerado sagrado por la mayoría de las poblaciones fronterizas de Bolivia y el Perú.
Witvoet contó a Efe que esta aventura será un «desafío difícil» especialmente por la altura que es lo que más le ha preocupado desde que empezó sus entrenamientos. “No será un desafío fácil, por eso también lo queremos hacer», sostuvo.
La travesía comenzó con un acto realizado por las autoridades de Copacabana, en Bolivia, que los despidieron otorgándoles reconocimientos por el valor de su travesía y declarándolos «huéspedes ilustres». Asimismo, las mujeres indígenas les pusieron una especie de collares a los tres nadadores que estaban hechos de pasankallas, un tradicional maíz inflado dulce, demostrando su respeto.
Los tres nadadores se notaban concentrados en su preparación antes de ingresar al bote que está fabricado especialmente para esta travesía con material reciclado de otras embarcaciones e incluso de un teatro de Francia, el cual será jalado por los nadadores durante toda la aventura. El bote de unos 400 kilos es el «símbolo» de la travesía, que se convertirá en el hogar de los nadadores hasta que lleguen a las islas Uros en Perú, que se encuentran a unos 122 kilómetros.
Fuente: Efe, Rpp, Andina