Fracaso de marcha cocalera demuestra que crece el descrédito y descomposición de la CONPACCP

Para el analista en temas de narcotráfico Rubén Vargas, el fracaso de la marcha que convocaron para el viernes de la semana pasada los gremios cocaleros del Alto Huallaga demuestra que el descrédito y la descomposición de la Confederación Nacional de Productores Agropecuarios de la Cuencas Cocaleras del Perú, CONPACCP, es cada vez mayor entre los campesinos que cultivan la hoja de coca.

En conversación con el noticiero La Voz del Oriente, que coproduce INFOREGIÓN en Tingo María, el analista consideró que el debilitamiento del gremio cocalero es «una caída libre» y que «va a pasar mucho tiempo para que [el gremio] se pueda recomponer y volver a ser lo que era en los años 2000 ó 2001, o inclusive 2002 y 2003».

«Seguro que se va a esperar a algún liderazgo nuevo, con planteamientos claros y consecuente con sus ideas para que pueda levantar este sector que ha confiado en sus actuales dirigentes, quienes creo lo ha traicionado o no ha visto lo que interesaba a las bases cocaleras», declaró.

Apetito político incrementa pugnas

El abogado consideró que al problema de diferencias antes señalado se suma el conflicto que genera los apetitos políticos de algunos dirigentes cocaleros que buscan hacerse de algún puesto de elección popular en los próximos comicios municipales y regionales, y señaló que «muchos dirigentes cocaleros están tocando las puertas de diferentes movimientos regionales que les permitan convertirse en candidatos».

Agregó que esto sucede luego de que la CONPACCP no pudo concretar la conformación de un partido político netamente cocalero, tal como se acordó en el reciente congreso de los productores de hoja de coca. «Entonces cada uno esta viendo ahora donde se acomoda», estimó.

Consideró que, en la medida que cada dirigente cocalero tiene intereses personales y no gremiales, es un peligro que uno solo tenga convocatoria pues puede incrementar sus réditos políticos.

«[La situación} es típica de un escenario electoral o preelectoral en el que un sector social que no tiene una representación que le dé viabilidad se presenta de manera dispersa y poniéndose zancadillas unos a otros», opinó.

Decepción de dirigencia es antigua

El analista dijo, finalmente, que la decepción que tienen los campesinos cocaleros respecto de sus dirigentes es antigua y no es producto del «apetito político voraz que están mostrando, sino que tiene mucho que ver con lo que hicieron sus dirigentes históricos».

«Tiene mucho que ver con la actuación de sus dirigentes históricos, con lo que hizo la señora Obregón con su organización cocalera en Tocache, con lo que hizo la señora Malpartida con la Asociación de Cocaleros en Leoncio Prado, con el manejo de los fondos de las marchas de sacrificio que realizaban a la ciudad de Lima y que habrían recibido donaciones de gobiernos regionales y de algunos políticos o instituciones pero que nunca quedó claro el manejo económico», comentó.

Del mismo modo, indicó que el desencanto de los campesinos cocaleros «tiene que ver con la negociación que hizo la junta directiva de la CONPACCP, encabezada por Nancy Obregón y Elsa Malpartida del Decreto Supremo 044, que ratifica el Decreto Ley 22095 respecto de la erradicación de los cultivos de coca y con las actuaciones políticas de sus dirigentes que nunca han estado concordados con los reclamos de las bases de la dirigencia cocalera».

«Es un rosario interminable de yerros políticos de los dirigentes que hacen perder la fe del campesino cocalero en cualquier otro personaje que pretenda convertirse en su nuevo líder», puntualizó al tiempo que precisó que este fenómeno de descrédito no es solo propio del Huallaga sino que también se da en el VRAE.