Fotoperiodistas arriesgan su vida durante pandemia

Los reporteros gráficos están en la primera línea de cobertura de la crisis sanitaria. Las imágenes en esta tragedia que médicos y personal de salud guardan consigo porque no hay tiempo para nada sólo para salvar vidas, o las miles de familias quebradas de tanto dolor por la ruta vivida con los suyos y sus muertos, o las cifras y mejoras a constatar de lo que te dicen los políticos, esas imágenes, llegan a nosotros por los fotoperiodistas que están en las calles, hospitales, casas, cementerios, etc. Además de la incertidumbre de la continuidad laboral por parte de los medios.

César Von Bancels 

César (29) es un fotógrafo independiente residente en Iquitos, descendiente de caucheros alemanes, cuenta que, al principio de la pandemia, muchos pobladores se reían y replicaban que, por la temperatura alta, nunca llegaría el COVID-19. “Recién al saber de los muertos, empezaron a ponerse mascarillas y a estar en sus casas”, comentó. Decretada la inamovilidad, nadie podía viajar, César fue requerido para reportear la pandemia desde Loreto para agencias, medios internacionales y locales en Lima a quienes enviaba sus reportajes.

 Los primeros días de cobertura César se contagió del Coronavirus: Tenía congestión nasal, fiebre elevada, perdida del gusto, olfato, sin apetito y malestar corporal en general. Asume no calculó la debida distancia con las personas, había desinformación en general, quienes cubrían las noticias, usaban cualquier mascarilla, fueron días en que varios periodistas amigos cayeron con el virus e inclusive estuvieron internados.

“Tuve miedo, me sentía abrumado por los síntomas, pero varias cosas me ayudaron, oraba, tenía a mi familia, mi esposa apoyándome, escuchaba música, bailaba, en mi casa me preparaba medicinas naturales, con vapor. Hace tres semanas ya me siento recuperado del todo”. Le pregunto: “¿Cómo se cura el dolor de todo lo que tienes que ver a diario?”. Responde: “me reconforta ver a mi hija, pero curar, no lo sé. Hace poco tuve un ataque de ansiedad, haciendo el desayuno con mi esposa, mi corazón empezó a latir muy rápido, me faltaba el aire, me desesperé, se me vinieron imágenes en la cabeza de un montón de fotos que he tomado con esta pandemia, del sufrimiento, el dolor de las personas, todo lo que has capturado se te viene, y trata de tumbarte. Busqué mucha fortaleza para recomponerme, fue algo pasajero”, asegura.

Hugo Alejos 

Hugo (31) está de retorno en Lima. Después de haber vivido dos años en Pucallpa, haber laborado en el diario Ímpetu y ser corresponsal para la revista Caretas, ha vuelto a lo suyo y a reconectarse con la ciudad que lo hace sentirse seguro en el fotoperiodismo de calle y la crónica urbana. Ha publicado su primera foto de portada en un semanario local, devastadora: En Pucallpa, en la entrada del Hospital Amazónico de Yarinacocha, Centro COVID-19, un pasajero en el asiento de una motocar, yace muerto por el Coronavirus en la espera de ser atendido.

Para Hugo, no es sólo el recuerdo, sino también ser consciente del riesgo, y de la poca responsabilidad que asumen los medios con sus periodistas, a quienes no proveen de equipos de protección: En Pucallpa, los periodistas que cubren pandemia tienen que comprarse sus mascarillas, menos pueden pensar que les den traje de protección. En plena pandemia, cuando el fotoperiodista tiene que registrar lo crudeza de los hechos, es válido para los medios la pregunta ¿qué quieren del fotoperiodista, la foto o la vida?

Si desea leer la nota completa haga click aquí.

Fuente: La Mula