Ayacuchanos cumplieron con su deber. Los policías, que por primera vez votaron, lo hicieron a primera hora, para luego ocupar sus puestos de resguardo en los respectivos los locales de votación. Otros, esperaron la tarde, cuando terminaba su servicio para desplazarse hasta los lugares donde debían sufragar.
También las religiosas de los conventos de clausura salieron de sus monasterios para cumplir con su deber. Ellas cumplieron con hacer ordenadamente su cola antes de ingresar al aula donde estaba la mesa que les correspondía. “Somos ciudadanas como todos y hoy cumplimos con nuestro deber” indicaron.
Muchas madres de familia tuvieron que llevar a sus menores hijos hasta las mesas de votación. Con los niños a cuestas cumplieron con hacer su cola y luego ingresar a la cámara secreta para marcar las cédulas.
Otro grupo que dio muestras de su civismo fueron los discapacitados. Algunos en sus sillas de ruedas, otros con sus muletas, hicieron todos los esfuerzos para ir a los locales de votación, que en la mayoría de los casos no tienen acceso para personas con discapacidad.
En los locales se instaló un ambiente para este sector de la población, pero esto generó algunos contratiempos, ya que los miembros de las mesas donde les tocaba votar tenían que trasladarse con todo el material electoral para que cumplan con su deber ciudadano