La FAO, en el marco del Día Internacional de los Bosques, señaló que América Latina y el Caribe posee una enorme riqueza de recursos forestales e hídricos que se deben proteger para erradicar el hambre y alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible.
Según la FAO, los bosques pueden reducir los efectos de las inundaciones, prevenir y reducir la salinidad de las tierras áridas y la desertificación. “El agua y los bosques están íntimamente ligados ya que los árboles filtran el agua, aumentan los niveles de humedad en el aire y la incorporan más profundamente en la tierra, evitando su evaporación” indicó Jorge Meza, de la Unidad Forestal de la FAO.
Asimismo, recalcó que América Latina y el Caribe poseen el 23,4% del área de bosques del mundo y el 29% de precipitación global. Además, las cuencas hidrográficas y los humedales boscosos brindan el 75 % de agua dulce originado por la evaporación y transpiración de la selva amazónica.
Meza invocó a los gobiernos intensificar el manejo de los bosques y reducir la deforestación. “Cuidar los bosques de la región es también cuidar el agua”, señaló.
Igualmente recordó que entre 1990 y 2000 se perdían 4,45 millones de hectáreas por año, mientras que, entre el 2010 y 2015, se redujo a 2,18 millones de hectáreas. Además, destacó que los países de El Caribe, Chile, Costa Rica y Uruguay son los únicos que mostraron un aumento en el área de bosque durante 2010 y 2015.
Según la FAO, la situación de los recursos hídricos de la región es dual porque en América Latina y el Caribe hay lugares áridos y húmedos. De esta forma, en treinta años, la extracción de agua se ha duplicado, debido al sector agrícola que utiliza un 70% de las extracciones.
Vale mencionar que, el cambio climático altera los agro-ecosistemas actuales por la variación en las precipitaciones que afectan a cultivos. Se espera que a mediados de este siglo haya un aumento la temperatura y la disminución del agua en el suelo. Finalmente, la FAO está implementando una iniciativa regional que trabaja con los gobiernos para apoyarlos a cuidar sus recursos naturales, enfrentar el cambio climático y gestionar los riesgos de desastres.
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