Dos japoneses y una ciudadana francesa, enamorados de la amazonía y admirados por el esfuerzo de sus pobladores, han construido con sus propios recursos económicos una choza de palma y madera, para albergar a los niños y adolescentes que deseen estudiar.
La pequeña pero muy significativa obra tiene como escenario el corazón del caserío San Juan de Miraflores, ubicado a tres horas por el Alto Ucayali. En el lugar, el director de Educación, Mario Zegarra, elogió el esfuerzo de los extranjeros que también llevaron cuadernos, tizas, y láminas educativas.
El aporte de Manami Teraishi y Ken Tanaka, de origen japonés, y la francesa Valeria, permitirá que los hijos de las 32 familias del mencionado caserío puedan seguir sus estudios, con el apoyo de la Director Regional de Educación, que se comprometió a enviar un profesor para que en este año se inicie las clases.