Versiones señalan que es cuestión de tiempo la extradición del narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán hacia los Estados Unidos. Hace dos meses que pasa sus días en el penal de Ciudad Juárez jugando al ajedrez y leyendo algunos libros luego de estar una temporada en la cárcel de El Altiplano.
Las actividades del capo de la droga en ese centro carcelario le permitían tener un punto de fuga que era necesario evitar a toda costa. En Ciudad Juárez 75 agentes se dedican exclusivamente a su custodia; en el exterior, 600 policías y soldados. Es allí donde el capo mexicano mata su tiempo con un ajedrez y unos pocos libros.
Por sus manos han pasado el Quijote; “Una vida con propósito”, del pastor evangélico Rick Warren, y “El caballero de la armadura oxidada”, un libro de autoayuda de Robert Fischer. Los libros que tiene «el Chapo» en la mesa los guarda entre el tablero y los legajos de su extradición, reportó el diario La Nación (Argentina).
La Procuraduría General de la República (PGR) señala que su envío a Estados Unidos es inexorable. Tras su detención, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto elevó la extradición a una cuestión de Estado. «La catarata de recursos presentados por Guzmán Loera pueden retrasar el proceso, pero no pararlo», señala una fuente de la PGR.
En esta cuenta atrás, el mayor temor del gobierno radica en una nueva fuga. Su impacto sería demoledor y pulverizaría al propio presidente. Por ello, se han implementado todas las medidas suficientes para optimizar su vigilancia durante las 24 horas.
Por ello los abogados del capo denunciaron sus condiciones de aislamiento. «El trato es cruel, inhumano y torturante; puede acabar con su vida», sostienen. Los encargados de su custodia aseguran que se encuentra bien, aunque admiten que se evita por todos los medios que entre en contacto con los guardias.
Los abogados de Guzmán dicen que están dispuestos a negociar con Estados Unidos. «Si hay acuerdo, retiramos los recursos», señalan. Pero Washington ya ha dejado claro que antes de cualquier paso el preso tiene que entrar en su territorio y declararse culpable.