Un grupo de investigadores, profesionales y representantes estatales de Brasil se reunieron para debatir las oportunidades y amenazas que enfrenta el sector eléctrico brasileño.
Entre los destacados investigadores que participaron en el debate estuvo Célio Bermann, profesor del Instituto de Energía e Eletrotécnica (IEE) y miembro del Panel Internacional Amazonía, Ambiente y Energía que promueven Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR) y CLAES.
Bermann subrayó que no existe planificación energética en Brasil y que el aumento de demanda de energía proviene del crecimiento de la producción, por lo cual el aumento del sector eléctrico e hidroeléctricas se realiza para las empresas, no para el consumo de la población.
Es importante señalar que las decisiones que se toman en el gigante brasileño influyen cada vez más en países latinoamericanos como el nuestro, pues debido a su intensa demanda de energía esta se compra a países donde resulta más “barato” producirla, como es el caso de Perú. Asimismo, es previsible que Brasil insista en la construcción de hidroeléctricas tanto dentro como fuera de su territorio
No existe la energía invisible
El Director Ejecutivo de Greenpeace Brasil, Marcelo Furtado, sostuvo que se debe repensar la clase de crecimiento energético que quiere este país, incluyendo en la matriz brasileña el uso de energías renovables como la eólica y la solar. Asimismo, enfatizó que todo tipo de energía deja impactos. “Toda energía deja rastros que a veces son de sangre, violencia, destrucción ambiental. No existe la energía invisible”, enfatizó.
Por su parte, el Secretario de Planeamiento y Desarrollo del Ministerio de Minas y Energía de Brasil, Altino Ventura, afirmó que la mejor alternativa para el país son las megahidroeléctricas -debido que su funcionamiento es más confiable- y este tipo de energía se puede complementar con la eólica. “No sería operacional usar sólo ésta porque se genera sólo por temporadas, no de manera constante”, precisó.
A su turno, Felicio Pontes, Procurador de la República, afirmó que las empresas que piensan en la Hidroeléctrica Belo Monte como un proyecto efectivo es porque no están considerando los costos sociales y ambientales del proyecto. “Si esto se hiciera no se hablaría de precios baratos de la energía hidroeléctrica en Brasil”, sostuvo.