Estudio de Impacto Ambiental de Majaz garantiza una explotación minera sin contaminación

El científico Antonio Brack reiteró hoy que el proyecto minero Río Blanco, de la minera Majaz, tiene aprobado un Estudio de Impacto Ambiental que garantiza un adecuado manejo ambiental en la zona de influencia y que ya depende de la supervisión y el cumplimiento de las normas el garantizar que se cumpla y no ocasione daños al medio ambiente.


 


Brack levantó uno por uno todos los argumentos de los impulsores de la campaña por el NO a la minera y aseguró, por ejemplo, que los relaves mineros que se producirán serán secos y no húmedos, como en otros yacimientos, lo que permitirá que se puedan recubrir tierras y reforestar de inmediato debido a que no contendrán sustancias tóxicas.


 


Asimismo, detalló que en el proceso de separación del cobre y el molibdeno de la roca molida, se utilizarán sustancias orgánicas biodegradables y que en ningún caso se contempla el uso de productos químicos como el cianuro, arsénico o mercurio.


 


Precisó que en el transporte del mineral tampoco se producirá daño ecológico alguno porque se realizará a través de un mineroducto de acero que llegará hasta una planta encapsulada en Bayóvar, en Piura, y de ahí será transportada por una faja, también encapsulada, 300 metros hasta llegar directamente a los depósitos en los barcos.


 


Aguas limpias de contaminación


El reconocido ecólogo descartó asimismo una supuesta contaminación de las aguas debido a que los ríos Chira y Piura, que están del lado de la vertiente del Pacífico, no recibirán jamás el agua del río Blanco ubicado para el lado del Atlántico.  


 


Aseguró en un canal de televisión que en la zona de influencia tampoco habrá peligro de una eventual contaminación de las aguas debido a que la mina se ubica a 2 000 metros de altura, mientras los páramos de “Las Huaringas” se encuentran a más de 3 500 metros de altitud, y que “el agua de la mina será totalmente reciclada, los relaves serán secos  y por consiguiente no habrá efluentes contaminantes”.


 


El científico reconoció como legítima la preocupación y miedo de la gente por sufrir una eventual contaminación minera “porque ellos sólo han visto hasta ahora pasivos y prácticas mineras que han contaminado el medio ambiente”, pero pidió ver las cosas en su exacta dimensión y además ser coherentes en los reclamos en defensa del medio ambiente.


 


Coherencia en la defensa ambiental


En ese sentido, rechazó por ejemplo que los impulsores de la consulta contra la minera permitan la minería informal que se desarrolla en el río Samaniego, afluente del río Blanco, en Majaz, y que saca oro de la zona procesándolo  con mercurio.


 


Llamó la atención, asimismo, la altísima deforestación que existe en la zona y que inclusive ya está alcanzado los bosques que limitan con el Santuario Nacional Tabaconas-Nambaye, ocasionada por la agricultura migratoria y por la continua contaminación del medio ambiente de la zona causada por el arrojo indiscriminado de basura y aguas servidas a los ríos del lugar.


 


“Creo que hay que ver las cosas en su exacta dimensión, hay que ser coherentes en la defensa del medio ambiente, y además quienes se oponen a la minería tienen la responsabilidad ética de plantear cuál es la alternativa para sacar a esa gente de la pobreza, ya que no se podrá utilizar el canon ni el fondo de la minera para ello”, concluyó.