El economista Arturo Guarniz, director del Proyecto Especial Alto Huallaga, informó que progresan los proyectos de reforestación en la provincia de Leoncio Prado, en la región Huánuco, y en Tocache (San Martín), con el objetivo de recuperar aquellas zonas dañadas por la tala ilegal y la quema de bosques, principalmente por el accionar de los grupos dedicados al cultivo de la hoja de coca ilegal para el narcotráfico y el aprovechamiento de los recursos maderables.
En entrevista exclusiva con el programa El Diario Del Aire, una coproducción con INFOREGION, que se emite en las radios Ribereña y Rumba en Tingo María y Stereo Mix en Aucayacu, el funcionario precisó que las áreas reforestadas suman 3,200 hectáreas en la provincia huanuqueña Leoncio Prado, de las cuales 2,600 ya se han instalado.
En tanto, otros dos proyectos de reforestación en Tocache, región San Martín, por 1,400 hectáreas, están en ejecución y se culminarán el próximo año, fecha en que se iniciará de inmediato un tercer proyecto de 5,000 hectáreas en la zona de Nuevo Progreso.
Recuperando bosques
«En el Alto Huallaga tenemos alrededor de 350 mil hectáreas que todavía pueden reforestarse en la provincia de Tocache, mientras otras 150 mil ya no podrán hacerlo al haber sido ocupadas por pueblos e infraestructura», agregó el especialista.
Por eso, consideró que las campañas de reforestación que impulsa su despacho son una contribución, pequeña es cierto, pero que buscan impulsar proyectos mayores que permitan recuperar los bosques en esas zonas afectadas.
El economista indicó que las especies instaladas por el Proyecto Alto Huallaga son nativas, y alertó que incorporar especies exóticas podría generar desequilibrios en la ecología.
Por eso, indicó que se está sembrando cedro, capirona, tornillo, nogal, bolaina y todas las especies propias del lugar.
Los beneficios son muchos, como enriquecer zonas depredadas con especies de alto valor comercial y devolver a ciertas áreas las condiciones para que se mantenga una biodiversidad adecuada pues donde hay vegetación surge la fauna y microfauna.
«Estamos sembrando bambú en zonas vulnerables a la inundación o cambio de curso de los ríos, combinándola con una especie llamada bucsilla, un árbol que se afianza muy bien en el suelo y no permite cambios de cauce de las aguas», puntualizó.