Perú debe aún trabajar en la institucionalización de sus Fuerzas Armadas, para superar las secuelas de politización y desprofesionalización sufridas en los años noventa, y optimizar su lucha contrasubversiva, opinó la investigadora del Washington Office on Latin America, Jo-Marie Burt.
Según dijo, los sistemas de seguridad en Perú resultaron afectados durante el decenio en que Alberto Fujimori gobernó el país (1990-2000), debido a los altos grados de corrupción de la entonces cúpula militar.
Aunque ha pasado más de una década del restablecimiento de la democracia, añadió que la tarea de recuperar la profesionalización de las Fuerzas Armadas está incompleta aún y ello influye también en su desempeño para hacer frente a problemas como el de los remanentes de la subversión.
Por ello consideró que el gobierno del presidente Ollanta Humala tiene la tarea de efectuar reformas estructurales, basado en su experiencia como oficial del Ejército.
“Las Fuerzas Armadas han sufrido una fuerte politización y desprofesionalización durante la época de Alberto Fujimori, y no obstante los más de diez años de democracia, falta culminar esa reforma y su profesionalización, para asumir la labor que les corresponde”, dijo a la Agencia Andina.
Estimó que ello permitirá aplicar una mejor estrategia, que posibilite acabar de manera definitiva con esos rezagos sediciosos.
Como observadora e investigadora de los países andinos, lamentó las recientes muertes de miembros de las fuerzas del orden en la selva de Cusco, a manos de remanentes terroristas.
Recordó que la captura del último cabecilla histórico de Sendero Luminoso, Florindo Flores Hala, “Artemio”, fue una operación exitosa porque se llevó a cabo sin ninguna violación de los derechos humanos de los terroristas o de la población civil.
“Eso abrió un escenario de mucha expectativa, porque demostraba que el Estado había diseñado una estrategia coherente, clara y eficaz para contrarrestar el terrorismo, porque los remanentes debieron ser combatidos y erradicados ya hace mucho tiempo”, comentó.
Sin embargo opinó que esa victoria en la lucha contrasubversiva quedó afectada con el secuestro de 36 trabajadores del consorcio Camisea y el operativo de rescate que provocó la muerte de miembros del orden.