Por recomendaciones de la FIFA los 12 estadios que recibirán el próximo mundial deberán cumplir con exigencias mínimas de sustentabilidad ambiental como reutilizar el agua de lluvia, emplear aparatos que consuman menos electricidad y limitar la generación de residuos.
Un ejemplo de ello es el estadio «Governador Magalhães Pinto» de Belo Horizonte, en el estado de Minas Gerais. Más conocido como “Mineirao”, este estadio pretende ser el primer de Brasil en recibir la reconocida certificación internacional “Leed” de edificio verde, otorgada por el US Green Building Council (Consejo Estadounidense de Edificios Verdes).
El plan ambiental del estadio, construido en 1965 y que debe ser reinaugurado a fines de 2012, incluye acciones para controlar la emisión de gases con efecto invernadero durante la obra a través de la contratación de proveedores que vivan cerca para reducir el transporte.
Igualmente, la recolección de hasta seis millones de litros de agua de lluvia para regar el césped del campo de juego y para limpieza y uso sanitario; y desde luego, la reutilización de residuos.
El 100% del concreto retirado del edificio original fue utilizado en la propia reforma o destinado a obras aledañas. Los 800 mil metros cúbicos de tierra retirada fueron destinados a la recuperación de áreas degradadas por mineras, y los 50 mil antiguos asientos fueron donados para gimnasios y estadios del interior del estado de Minas Gerais.
El orgullo principal del proyecto, sin embargo, es la generación de energía limpia con la instalación de la primera planta eléctrica solar en el techo de un estadio brasileño, que abastecerá la red eléctrica local y proveerá de energía a unas 1.500 residencias cercanas.
Más allá del fútbol
La megafiesta del fútbol de 2012 no solo se aprovechará para mejorar la infraestructura de los estadios también será una oportunidad para desarrollar la industria de productos orgánicos y sostenibles, organizando una cadena de distribución que asegure el suministro a hoteles, restaurantes y supermercados de las doce ciudades sedes.
Pese a que los productores todavía no están preparados para responder a grandes demandas, habrá incentivos para la producción orgánica para el Mundial de 2014, y así estos productos ganarán mayor preponderancia en el mercado doméstico después del torneo,
Entre otras medidas, las ciudades organizadoras van a invertir en combustibles alternativos para los buses utilizados por las delegaciones. Y también se están creando carriles especiales para autobuses y nuevas formas de transporte ferroviario.
Las ciudades que alberguen la Copa del Mundo también vivirán una completa revolución verde
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