Erradicación de hoja de coca es exitosa cuando va acompañada de programas de desarrollo alternativo

 


El analista en temas de narcotráfico, Jaime García, sostuvo a INFOREGIÓN que la erradicación de cultivos de hoja de coca fue eficaz cuando se aplicó paralelamente con los Programas de Desarrollo Alternativo-PDA, como ocurrió en San Martín–Huallaga y Ucayali–Aguaytía.


 


Agregó que esa fórmula no se reprodujo en la zona del Valle del Monzón en Huánuco ni en el VRAE, lo que ocasionó el incremento de hectáreas de hoja de coca.


 


“Se gastan muchos recursos de la cooperación internacional en aplicar los Programas de Desarrollo Alternativo en otros lugares, pero hoy el VRAE es el principal productor de droga del Perú”, manifestó.


 


Asimismo, el experto indicó que en la zona de Huánuco-Monzón nunca entraron los PDA y que ahora “existen más de 9 mil hectáreas de hoja de coca que se destinan principalmente al narcotráfico”.  


 


García llegó a esa conclusión luego revisar el funcionamiento de los programas de erradicación en esos cuatro valles cocaleros del país.


 


“Por esa causa, desde hace mucho tiempo se viene diciendo que las tareas de erradicación han sido un fracaso y por lo tanto como instrumento de política antidrogas es inefectivo”, resaltó.


 


Programas exitosos


 


El analista en temas de narcotráfico explicó que en San Martín y Ucayali se aplicaron programas de erradicación y de desarrollo alternativo.


 


En San Martín se hizo de una manera sostenida desde 1999 y se erradicaron 40 mil hectáreas, junto con la aplicación del PDA.


 


“San Martín en los años 90 llegó a tener 30 mil hectáreas y hoy tiene alrededor de 1.500 hectáreas. Es una fórmula que funciona. Los programas de erradicación avanzan y se reducen las áreas de cultivo”, dijo.


 


En el caso de Ucayali sucede lo mismo. “En el 94 habían más de 21 mil hectáreas de hoja de coca dirigidas al narcotráfico y allí desde 1999 se concentró allí la erradicación. Hoy existen alrededor de 1.500 hectáreas y también los PDA que fueron el centro de la política de grandes recursos a esa zona”, remarcó.


 


Perfeccionamiento de los PDA


 


Sin embargo, el experto resaltó que los PDA pasaron por un proceso de prueba y error, por lo que en algunas zonas hubo un deficiente trabajo inicial que perjudicó a los agricultores cocaleros que habían dejado de cultivar hoja de coca, pero que tuvieron que volver a esa actividad.


 


“Hubo programas de desarrollo alternativo que en el pasado no han tenido mayores resultados, pero se ha ido perfeccionando y mejorando la participación de las comunidades en las decisiones sobre qué tipo de actividades productivas se deben ejecutar.


 


Por eso es que desde el 2002 los PDA tienen una visión distinta y sus resultados son mucho más evidentes”, remarcó.


 


Por otro lado, enfatizó que la cooperación internacional ha sido la principal fuente de financiamiento de los PDA, pero “ya es tiempo que el Estado peruano, por medio de los gobiernos regionales, ponga los recursos financieros para que los programas empiecen a dar resultados en algunos años”.


 


Recalcó que “el compromiso tiene que venir también de parte de los productores cocaleros respecto de la reducción de sus áreas de cultivo, sea a través de una erradicación voluntaria o programada. Pero siempre de la mano de la reducción de los cultivos de coca”.


 


No hay erradicación química 


 


García también se refirió al pronunciamiento de la Central Nacional Agropecuaria Cocalera del Perú que denunció tareas de erradicación forzosa violenta y bioquímica de las plantaciones de la hoja de coca.


 


“Allí hay otra falacia. En el Perú nunca ha habido erradicación química, a diferencia de lo ocurrido en Colombia. Esto lo saben bien los productores cocaleros cuya producción de hoja de coca va al narcotráfico, porque inclusive ponen trampas para atentar contra los trabajadores del Proyecto Especial CORAH”, dijo.


 


Agregó que “buscan distraer diciendo que se van a usar químicos que van a afectar a la población. Es parte de una estrategia de desinformación que de alguna manera trata de justificar el hecho de que no haya una erradicación”.


 


“Sería absurdo que el Estado quiera entrar con químicos en un momento en el que debe consolidar su política antidrogas, que en el caso de San Martín y Aguaytía ha tenido resultados”, finalizó.