LIMA. A puertas de las próximas elecciones en Perú, se abre de nuevo la discusión sobre la participación de las mujeres en la política, una lucha que viene incluso antes de la aprobación del derecho al voto femenino. Madres, abuelas y ancestras en general han vivido situaciones de exclusión a diferencia de sus pares varones, quienes sí pudieron tener una vida política activa.
Para revertir esta desigualdad, surge la escuela virtual «Warmikunaq llanq’ayninta t’ikarichispa” (Las mujeres trabajamos para florecer), con la cual el Jurado Nacional de Elecciones junto al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) e IDEA Internacional buscan formar a lideresas de organizaciones sociales y políticas de Cusco para su efectiva participación en los comicios.
Tras una larga lucha por sus derechos, hoy las mujeres celebran que existe una ley de paridad y alternancia, con la cual tienen la esperanza de que ninguna de ellas se quede atrás. Sin embargo, el acceso a los derechos que tienen en la actualidad no es el mismo al de sus ancestras. Esa es la reflexión de las participantes de la escuela. “Mis abuelas no terminaron la primaria. No sabían leer ni escribir, pero se esforzaron mucho para que sus hijos estudiaran”, explica Evangelina Mayta, asesora legal de la Municipalidad Distrital de Saylla en Cusco y participante de la escuela.
Según Jennie Dador, feminista y abogada experta en género y derechos humanos de la ONG Promsex, si retrocediéramos al año 1979, poco antes del año de nacimiento de la lideresa Mayta, encontraríamos que el 70% de la población analfabeta de esa época eran mujeres. Por eso cuando ese año se reconoció la participación política de personas analfabetas, se marcó también un paso trascendental para el goce de derechos de las mujeres.
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