Entre siete y diez personas dedicadas a la actividad maderera habrían sido asesinadas por un grupo de asháninkas en la localidad de Sonaveni, distrito de San Martín de Pangoa, en Junín. El móvil habría sido vengar la muerte de un dirigente indígena ocurrida el último 27 de mayo.
Según una nota periodística de Canal N, dos sobrevivientes han llegado al distrito de Pichari, en Cusco, acompañados de los familiares de las otras personas que habrían perdido la vida. Hasta el momento, se está solicitando apoyo aéreo de la PNP y el Ejército para ingresar a este territorio y rescatar los cadáveres y posibles sobrevivientes que estarían en esta zona. Incluso se indica que habían ingenieros forestales que acompañaban a los madereros.
Según la misma información, en mayo pasado, Mauro Pio Peña (57), un dirigente asháninka, fue asesinado por dos sicarios, quienes, tras ser capturados por la Policía, confesaron que habían sido contratados por un maderero de la zona al que este dirigente no dejaba ingresar a sus territorios para extraer la madera.
Es así que, se había prohibido el ingreso a la zona, por parte de los asháninkas, de madereros u otras personas que ingresaban a talar la madera de las diversas especies.
Hay que señalar que la tala ilegal es una de las mafias más grande que están operando en esta zona, aunque también hay industrias que trabajan con consentimiento de la población. Además, parte del financiamiento de los terroristas que operan en el Vraem es precisamente la tala ilegal y la protección de las personas que sacan la madera de esta zona.