La protesta de los cafetaleros constituye la más burda expresión de politiquería retrógrada, radicalismo ideológico, ignorancia supina o –en el mejor de los casos– desesperación.
Es absurdo atribuirle al Gobierno la caída del precio del café. Igualmente absurdo es endosarle el problema de la roya que está mermando la producción. Sin embargo, ello no quita que la crisis del café sea realmente tremenda.
En 2011, los cafetaleros recibieron cerca de US$ 1,500 millones por su producto. El año pasado recibieron US$ 1,000 millones. Y este año se estima que el valor de todo el café peruano será de US$ 600 millones. Es decir, los cafetaleros peruanos recibirán US$900 millones menos que en 2011.Un desastre para las 300 mil familias cafetaleras que viven y trabajan en la selva alta, donde conviven la pobreza y el narcotráfico. Critiquemos entonces el ensañamiento contra el Gobierno, pero estemos conscientes de que la crisis del café es tremenda.
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