En medio del fango

La República. Uno de los efectos perversos de esta campaña municipal es que reforzará la tendencia de la gente decente a alejarse de la política.

Toda la inmundicia que se ha vertido en esta campaña podría llenar varios contenedores de basura. El efecto es devastador porque refuerza la tendencia en curso desde hace muchos años: muchas personas honorables le corren a la política como los gatos al agua.

En cambio los sinvergüenzas, acostumbrados a chapotear en el lodo, están en su elemento.

Sin límites

En la campaña en curso, los principales responsables han sido, sin duda, los medios de comunicación y personas de extrema derecha, torpes e inescrupulosos, que han pretendido destruir a Susana Villarán.

Muchos –no todos– son los mismos que apoyaron con entusiasmo a la dictadura corrupta de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos. Para ellos, por supuesto, el fin justifica los medios. Si creían que Fujimori y Montesinos defendían sus privilegios, los apoyaban sin importar que fueran ladrones, violadores de los derechos hupolíticamanos y destructores de la democracia.

Ahora piensan que Susana amenaza sus intereses y no han dudado un instante en tratar de enlodarla con las más burdas mentiras, desde que es terrorista y embajadora de las FARC, hasta que hizo una gestión sospechosa en el Ministerio de la Mujer, pasando porque ahuyentará a los inversionistas.

Es una reacción necia porque Susana representa una opción de centroizquierda moderna y liberal, exitosa hoy día en muchos países de América Latina –Chile, Brasil, Uruguay– y desde hace décadas en muchos lugares de Europa y Estados Unidos.

Ese tipo de alternativas es lo que el Perú necesita, precisamente para evitar polarizaciones nefastas entre una extrema derecha corrupta y criminal, como la que representa el fujimorismo, y una izquierda chavista, como la que se identifica con Ollanta Humala.

Sectores excluidos, marginados, que al no poder ingresar al sistema tratan de derribar las puertas con violencia, pueden incorporarse a través de opciones como las que representa Susana.

Por supuesto, han habido también críticas legítimas y fundamentadas.

Chuponeo

Lourdes Flores ha sido blanco también de la guerra sucia, pero los disparos no han venido de su rival Villarán, sino de manos oscuras que interceptaron sus comunicaciones y luego las distribuyeron a los medios.

Dice Lourdes que ha sido el “montesinismo”, pero esa es una entelequia difícil de identificar. Naturalmente, no se refiere al socio de Montesinos, Alberto Fujimori, que aunque preso está vivito y coleando, actuando en política a través de su hija y sus antiguos secuaces que constituyen su equipo de campaña.

Lourdes quiere ganar votos del fujimorismo, así es que se cuida de tocar, aunque sea con el pétalo de una rosa, a los seguidores del recluso de la Diroes.

Los autores del chuponeo también pueden haber sido gente del gobierno, que pretenden perjudicarla por cálculo político. O una banda cuyo objetivo es ganar dinero comercializando los audios. En fin, las posibilidades son innumerables y solo se podrá salir de la incertidumbre cuando se capture a los responsables. Si es que eso ocurre algún día.

Pero de lo que caben pocas dudas es de que el principal daño a la campaña de Lourdes se lo ha hecho el grupo caótico –como lo ha denominado Augusto Álvarez– que la rodea y que “parece la tripulación del Titanic”.

El papel de Bayly

El ahora muy discutido Jaime Bayly ha desarrollado una crítica durísima contra Lourdes, pero con argumentos válidos –el asunto Cataño, por ejemplo–, sin insultar ni difamar.

Las intervenciones de Bayly han sido muy eficaces porque van al punto clave. Por ejemplo, atacó la aparición de Tongo al lado de Lourdes señalando que el cantautor lo hizo por dinero, porque ese es su negocio. Así es el mercado.

Y al mismo tiempo reprochó a Lourdes el tratar de comprar el voto popular adquiriendo la adhesión de Tongo. De esa manera Bayly ha restado efectividad al repentino apego del cantante por la lideresa del PPC.

Bayly también ha interpretado la intervención de Luis Castañeda contra Susana –los carteles en la Vía Expresa– como el miedo de un alcalde denunciado por corrupción por la investigación que podría realizar la candidata de Fuerza Social, y que Lourdes, que lleva en sus filas al hijo de Castañeda, no haría nunca.

Son argumentos fuertes que, expresados en un medio masivo como la TV, contrarrestan la sucia campaña de desprestigio contra Susana. ¿Hasta qué punto? Imposible medirlo con precisión, pero lo cierto es que, si Bayly no hubiera asumido una defensa inteligente de Susana como lo ha hecho, la campaña de demolición de sus adversarios hubiera tenido un efecto más destructivo.

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