VRAEM. Mediante la asociatividad, muchas organizaciones de productores del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) lograron incrementar su competitividad y concretaron importantes ventas con compradores a nivel nacional y en el extranjero. Edgar Isla Sánchez es un profesional que actualmente gerencia una cooperativa agraria referente en el valle y nos cuenta los retos que asumieron desde su creación.
¿Qué camino seguiste para llegar a donde estás ahora?
Soy ingeniero agrónomo de profesión y desde el 2013 vivo junto a mi familia en el Vraem. Actualmente soy el gerente de la Cooperativa Agraria Agroindustrial Qori Warmi en el distrito de Pichari (Cusco). Considero que tengo el compromiso de mejorar la cadena productiva del cultivo de cacao no solo en el valle, sino en todo el país. “La asociatividad ayuda a que los pequeños agricultores del Vraem puedan salir adelante”.
¿Cuáles son los logros más relevantes que obtuvieron desde la creación de la Cooperativa Agraria Agroindustrial Qori Warmi?
Esta organización se crea en el 2017 con 30 mujeres de Ayacucho, Cusco y Junín que decidieron asociarse y constituir esta cooperativa. Desde aquel entonces, logramos importantes reconocimientos a la calidad de nuestro chocolate de la marca “Tsinane” en competencias internacionales como el International Chocolate Awards, consiguiendo medallas en los años 2018 y 2019. Además, participamos en el Salón del Chocolate en París (Francia) en esos mismos años.
¿Crees que la asociatividad ayuda a mejorar el acceso a nuevos mercados?
De hecho, sí. Es una estrategia en que se encuentra mejores formas de ingresar a mercados, ya que la asociatividad permite no solo organizar a los productores, sino también a concretar alianzas con entidades del sector público y privado. Es un proceso que te lleva a alcanzar objetivos a nivel mundial.
¿Asociarse implica afrontar nuevos retos como organización?
Nos ayuda a encontrar nuevos caminos y nuevas oportunidades en diferentes aspectos, en este corto periodo de la organización hemos intentado organizar una central de cooperativas en el Vraem. Aparte de ello, hemos visto que esto nos ayuda a cumplir con objetivos que difícilmente se cumplen de manera individual, sino como organización.
¿Cuál es la mayor dificultad que tuvo la organización en lo que va de la pandemia?
Principalmente fue el hecho de no poder reunirnos. No se podía seguir avanzando en temas de negocio, convenios, financiamiento, etc. Otra dificultad fue no poder sacar nuestro producto al mercado porque hubo muchas limitantes para vender los granos. Pese a ello, crecimos un poco más en la venta de derivados como pasta de cacao, nibs, chocolate.
Esta pandemia puso a prueba a muchos emprendimientos en el Vraem y todo el mundo. Claro, no todo fue negativo por la pandemia. Existieron muchos eventos de talla internacional que se realizaron de manera virtual, fue una experiencia nueva y un reto para la organización, ya que debimos ser resilientes para no desligarnos del cacao. En la cooperativa tuvimos que adaptarnos a una nueva forma de hacer negocio.
¿Crees que es importante la atención que brinda el Estado a las organizaciones del Vraem?
Sí, justamente ahora le damos un valor agregado a la producción de cacao con el módulo de procesamiento de cacao que nos entregó Devida, transformando los granos en chocolate, además Devida nos brinda asistencia en la elaboración del plan de marketing, gestión de redes sociales, registros sanitarios, acopio y venta, etc. Con la asistencia de su equipo técnico logramos estar al nivel de otras empresas para seguir vigentes.
¿Consideras necesario que el agricultor pueda asociarse para crecer en el mercado?
El productor cacaotero en el Vraem necesita organizarse con el objetivo de hacer mejor la comercialización y obtener mejores precios, desarrollar la calidad en su producción y lograr créditos financieros. Tal es así que este año logramos vender 54 toneladas de granos de cacao a Japón, Argentina y EE.UU.
¿Cuáles son las metas que persigue la organización?
Principalmente comercializar el 100% de cacao de las socias, que son 250 toneladas al año, teniendo en cuenta que la producción anual es esa cantidad. Además, queremos contar con un módulo de procesamiento complementario al que Devida nos implementó para la elaboración de nuevas líneas comerciales como polvo y manteca de cacao.
Fuente: Diario Jornada de Ayacucho