El tráfico de fauna silvestre es un negocio que tiene como objetivo llegar a manos de coleccionistas, zoológicos particulares, científicos, la industria biomédica, comerciantes internacionales, hasta la industria de cuero, pieles y fibra provenientes del mercado ilegal.
Según el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), organismo adscrito al Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), las rutas de tráfico animal desencadenan la muerte de una gran cantidad en el camino, ya que el estado en el que los transportan es calificado como deplorable. Una prueba de ello es que las autoridades policiales en el país han reportado en el aeropuerto especies como loros, serpientes e iguanas introducidas en redes enrolladas y ocultas en las maletas.
Asimismo, en el caso de animales, como los pericos, se calcula que de 150, solo llegan 20 vivos; de 10 monos, uno; y de 1500 ranas, 1000. Las cifras se muestran en informes recogidos en el libro «Las economías criminales y su impacto en el Perú», una investigación realizada por el exministro del Interior, Carlos Basombrío, el exviceministro de Seguridad Pública, Ricardo Valdés y el sociólogo Dante Vera.
En el mismo estudio se estima que existen 41 puntos de mercado importantes en todo el país, donde se realiza la venta de fauna silvestre, distribuidos en 10 departamentos que posteriormente se utilizan para distintos usos, tales como medicina folclórica, adornos y ornamento, venta de carne y subproductos para consumo directo.
Rosa Vento, bióloga de la organización Wildlife Conservation Society (WCS), con base en Perú, dedicada a la protección de la vida silvestre y los paisajes naturales, informa que en regiones como Puno se han decomisado cantidades alarmantes de ranas altoandinas, que serían comercializadas en Lima y Arequipa con un fin de consumo. También, otras especies amenazadas son las aves canoras o pájaros cantores, en la costa, y las tortugas, los primates y los jaguares, en la selva.
Por otra parte, sobre los lugares de destino de la fauna silvestre extraída ilegalmente de Perú el informe señala que son Ecuador, Chile, Bolivia, Brasil y Colombia; en Sudamérica, Canadá y Estados Unidos; en Norteamérica, Holanda, Reino Unido, Bélgica, España, Francia, Suiza, Italia, Austria y Alemania; en Europa, y Hong Kong, Japón, Filipinas y Singapur; en Asia.
Además, en relación a las rutas de partida y llegada se han identificado desde pequeñas comunidades o zonas remotas en la región andinoamazónica peruana hacia ciudades importantes, como Iquitos, Pucallpa, Yurimaguas, seguido por Tingo María y Puerto Maldonado. Lugares donde los animales acopiados son comercializados por las organizaciones criminales hacia otras ciudades.
Finalmente, respecto a los puntos de comercialización actuales, entre las aves; predominan los pericos, loros, cotorros o guacamayas; los primates, entre los mamíferos; y las tortugas acuáticas y terrestres en el caso de los reptiles.