Las empresas Duracell y Energizer, que representan el 90% del mercado de pilas en Argentina, anunciaron que se ocuparán del tratamiento de las diez toneladas de residuos recolectadas en la ciudad de Buenos Aires, luego de una campaña a favor del medio ambiente.
A través de un comunicado, el ministro de Ambiente y Espacio Público, Diego Santilli, consideró que es «hora de que las empresas se hagan cargo del ciclo de vida integral de las pilas».
Se estima que cada día la Ciudad de Buenos Aires tira unos 700 kilos de pilas en los rellenos comunes de basura, y según las organizaciones ambientales, al oxidarse estos dispositivos desprenden materiales tóxicos como mercurio, plomo, cadmio, zinc y dióxido de manganeso, que contaminan el suelo y las napas de agua.
Al respecto, Yanina Rullo, responsable de la campaña de residuos electrónicos de Greenpeace en Argentina, dijo el 90% de los materiales en una pila recargable y el 50% en una pila común, pueden ser reciclados.
Para Greenpeace, Argentina debería emular a la Unión Europea, Estados Unidos y otros países que aplican el concepto de «responsabilidad extendida del productor», que establece que sean los fabricantes, y no los gobiernos o las autoridades locales, los que se hagan cargo de evitar la contaminación que generan las pilas desechadas.