Los peligros de la contaminación por radiación, en especial para la salud y el medioambiente se han puesto nuevamente en debate ante la situación de emergencia nuclear se vive Japón. Para proteger a los pobladores, el gobierno del país asiático evacuó unas 200 mil personas y extendió el área de alerta a 30 kilómetros.
A causa de los cuatro reactores afectados y la explosión y el fuego que ocurrieron en la planta de Fukushima, aumentan los niveles de contaminación. Por ese motivo, existe el temor de que el viento que sopla hacia el interior del país se encargue de arrastrarlo hasta Tokio y otras zonas radiactivas y ocurran las “lluvias radiactivas”.
Según los expertos, los perjuicios de la radiación a la salud de las personas dependen del grado de exposición a la que se somete. Se relaciona también con las condiciones del clima, como los vientos y la lluvia durante la explosión, así como la distancia en que se encuentra una persona respecto a la planta y el tiempo que permanece en zonas irradiadas.
Lo que se debe tomar en cuenta es que, según Greenpeace, el Cesio-137 y yodo liberado de la planta puede permanecer en el ambiente y afectar la cadena alimenticia durante tres siglos. En ese sentido, las autoridades deben trabajar para mantener a los pobladores seguros para evitar nuevos vertidas de radiactividad.
Jan Beranek, jefe de la campaña de Energía Nuclear de Greenpeace Internacional, realizó un llamado para que cierren de manera urgente, pero manteniendo a organización, las centrales nucleares y descartar la posibilidad de construir más reactores. Consideró que los gobiernos deberían invertir en energías renovables, que son baratas y seguras.
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