El tornillo y la bolaina pueden ser utilizados en reforestación de bosques arrasados por el narcotráfico en el VRAE

La recuperación de las zonas deforestadas a causa de los cultivos de hoja de coca ilegal en el valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE) debe ser asumida de manera integral, priorizando la recuperación ecológica de estos terrenos para luego darle viabilidad económica, señaló el ingeniero Ignacio Lombardi. Sostuvo que el tornillo y la bolaina son dos árboles que pueden ser utilizados en la reforestación de los bosques arrasados por el narcotráfico en esta parte del país.

“Los programas de erradicación de coca no incluyen al árbol como elemento importante para recuperar las zonas deforestadas. No se debe pensar sólo en los cultivos alternativos, también hay que recuperar la zona que ha sido maltratada para sembrar un cultivo ilegal. El problema se debe asumir de manera más integral porque sólo con infraestructura no va a salir adelante el VRAE”, afirmó en el programa Diálogo Ambiental de INFOREGIÓN.

En otro momento, Lombardi precisó que es fundamental el ordenamiento territorial y la zonificación de las áreas de conflicto dentro del VRAE para revertir la crítica situación en la que se encuentran estas localidades a fin de darle viabilidad económica a la región.

El especialista insistió en señalar que por su rápido crecimiento el tornillo y la bolaina podrían ser utilizados para reforestar las zonas afectadas por el narcotráfico en el VRAE. “Ambas especies crecen rápido y tienen una demanda muy grande en el mercado nacional. En 10 o 15 años podríamos tener bosques con ambas especies y también ayudarían al café y al cacao que necesitan sombra para crecer. Además, ayuda a generar ingresos económicos para que los pobladores vayan abandonando los cultivos ilícitos”, manifestó.

El ingeniero Ignacio Lombardi es el coordinador del Proyecto “Evaluación de existencias comerciales y estrategia para el manejo sostenible de la caoba en el Perú”, presentado el último viernes por el Ministerio del Ambiente y la Universidad Nacional Agraria de La Molina.

Detalló que este estudio determinó que la población existente de caoba es de 160 mil árboles, que según las estimaciones realizadas deberían durar alrededor de 150 años. “Debemos utilizar 830 árboles por año y debemos iniciar un programa paralelo de recuperación de esta especie para avanzar en este tema”, agregó.

Indicó que dentro de este programa de recuperación de la caoba incluye el reordenamiento de planes operativos anuales y quincenales y dijo que la caoba está concentrada en tres regiones: Loreto, Ucayali y Madre de Dios.

Con este proyecto se desarrollaron estudios de campo para realizar la caracterización de la población de caoba y contar con información confiable sobre el stock actual de esa especie y su relación con las tasas actuales de extracción, a fin de establecer una estrategia sobre su manejo sostenible.

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