El Comercio. En Aguaytía (Ucayali) se viene configurando el próximo escenario donde se libraría una de las más importantes batallas para frenar el avance del narcotráfico y de los cultivos ilegales de coca.
Las cuencas de Pachitea-Palcazú (Pasco) y Von Humboldt (Aguaytía), donde la coca creció más del 200% en los últimos tres años, se está convirtiendo en el puente que podría unir a los valles de los ríos Apurímac y Ene con el Huallaga y configurarse como un solo eje de producción de coca y de cocaína.
Este escenario hace cinco años atrás parecía impensable, ahora es casi una realidad apocalíptica. ¿Qué hacer frente a esta amenaza? No hay que perder el tiempo tratando de alambicar estrategias que funcionan solo en el escritorio. Hay que sacar lecciones de las experiencias más exitosas, por ejemplo, del llamado milagro de la región San Martín.
Aquí se erradicó la coca ilegal de manera sostenida, los programas de desarrollo alternativo trabajaron soportando las amenazas de los dirigentes cocaleros. Asimismo, y tal vez lo más importante, el presidente regional y los alcaldes se pusieron la camiseta del Perú y apoyaron la lucha antidrogas.
Después de varios años de intenso trabajo, San Martín consiguió expulsar al narcotráfico y ahora es uno de los mayores productores de cacao y café de primerísima calidad. El año pasado ganó el concurso al mejor cacao del mundo nada menos que en el Salón del Chocolate de París.
Considero que Aguaytía podría convertirse en el segundo ejemplo de éxito en la lucha contra la coca ilegal y el narcotráfico.
Para ello se necesita que caminen de la mano los tres componentes: erradicación, programas de desarrollo alternativo y el compromiso político. Podríamos adicionar uno más: la interdicción de insumos químicos y la destrucción de pozas de maceración; cuando se realizan de manera sostenida desincentivan el crecimiento de los cultivos de coca.
Aguaytía tiene mayores ventajas comparativas frente a otras cuencas cocaleras. Cuenta con una infraestructura vial recientemente asfaltada, los programas de desarrollo alternativo vienen trabajando, con algunos altibajos, desde la década de los 90.
Lamentablemente, los intereses del narcotráfico intentan destruir lo avanzado. Los últimos días del pasado mes de marzo, los cocaleros de Aguaytía bloquearon la carretera Basadre exigiendo el cese de la erradicación de la coca ilegal.
La medida de fuerza pasó desapercibida por los feriados de Semana Santa y por los muertos del paro minero en Chala. Ahora nuevamente nos amenazan con una huelga indefinida. Como estamos ingresando a un escenario electoral, la medida de fuerza contaría con el apoyo de las autoridades regionales y provinciales que pretenden reelegirse en el cargo.
Si nos asustamos con el fantasma de la convulsión social que podrían generar los cocaleros ilegales, habremos perdido, tal vez irremediablemente, un espacio estratégico como es Aguaytía. Si, por el contrario, seguimos trabajando como lo hicieron en San Martín, entonces habremos roto la formación de ese eje del mal y, sin ninguna duda, estaremos frente a un segundo milagro, el de Aguaytía.