Los incendios forestales de 6ª generación son la «nueva normalidad». Se producen alrededor del mundo, en lugares impensables, destrozando ecosistemas únicos de un valor ecológico incalculable para la salud de todo el planeta, como el Amazonas. Ni siquiera países que históricamente se han mantenido ajenos a este drama se libran de esta nueva realidad,. ya van varios años que el Círculo Polar Ártico registra incendios. En esta «helada» región, se acaba de registrar récord de temperaturas con 38ºC. En total, ardieron 5,5 millones de hectáreas que emitieron 182 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. El Ártico se está calentando dos veces más rápido que el resto del planeta y, como consecuencia, se están generando incendios de alta intensidad.
Los incendios forestales y el cambio climático son dos caras de la misma moneda
Las emisiones debidas a los incendios en 2019 supusieron un repunte a nivel global y se liberaron 7800 millones de toneladas de CO2, el equivalente a unas 25 veces las emisiones totales de España en un año. El 2019 se ha caracterizado por una actividad incendiaria excepcional en términos de severidad y emisiones. La combinación de olas de calor prolongadas, sequías acumuladas y baja humedad unida a una vegetación muy seca y bosques sin gestión está generando incendios mucho más rápidos y de una virulencia nunca vista.
Además, los períodos de riesgo se han alargado. Este es el caso de los incendios en Australia, con «tormentas de fuego» de más de 1.000ºC, que acabaron con la vida de decenas de personas y de más de 1.200 millones de animales. Los incendios de la Amazonia o Indonesia tienen un claro trasfondo socioeconómico, el de la deforestación. El cambio de usos del suelo es el origen de estos incendios, principalmente debido al insostible sistema alimentariopredominante, causante del 75% de la deforestación mundial.
Menos bosques, más riesgos de zoonosis
Existe una relación directa entre los incendios, deforestación y pandemias: la destrucción de los bosques, en especial los tropicales como la Amazonia, Indonesia o el Congo, posibilita que los seres humanos entren en contacto con poblaciones de fauna silvestre portadoras de patógenos. En este sentido, Naciones Unidas y WWF coinciden en el concepto One Health porque unos bosques bien conservados se convierten en la mejor vacuna contra zoonosis como el coronavirus.
Frenar el cambio climático y la prevención son la única medicina para esta grave emergencia global
Las políticas contra las llamas tienen que centrarse en una prevención integral, porque los incendios del futuro dependen de las medidas de prevención que apliquemos a partir de ahora. Es un error seguir confiando en las políticas de extinción para apagar fuegos ya que han demostrado ser ineficaces frente a los eventos extremos. A escala planetaria, urge luchar contra el cambio climático global y poner freno a la deforestación y degradación de los bosques en los trópicos.
Estas son las principales ideas del informe, que podrás descargar dando click aquí. Con este nombre, el informe analiza cómo el cambio climático está generando unos incendios muy peligrosos e incontrolables.
Fuente: WWF