En Hiriya, al este de Tel Avi, se encuentra el parque de reciclaje más grande del mundo. En el complejo, que tiene varias plantas, se utilizan sistemas para reducir el peso de los residuos municipales en más de un 90% y, después, producir biogás para generar electricidad. Fuera, cambiando y una necesidad de un país al que no le sobra espacio.
Lo que ahora es un parque ecológico, hace diez años era un vertedero. En 1999, este vertedero se cerró. Dos años después, comenzaron las obras de remodelación para construir el parque donde para la gestión de residuos urbanos. El parque cuenta con los más avanzados sistemas de gestión de residuos.
Allí se recuperan y se procesan vidrio y metales. Los desechos urbanos, no sólo se tratan adecuadamente, sino que, además, sirven para financiar el parque, ya que a partir de ellos se genera gas metano que se vende y se conduce a través de tuberías a una fábrica textil cercana.
El año pasado se ha instalado una planta de reciclaje de neumáticos, otra para materiales de construcción y otra que transforma los residuos de las podas en cobertura para el suelo que, después, se echa en la tierra en lugar del césped, ahorrando una buena cantidad de agua.
Aún se pueden sacar más beneficios de los residuos. Los microorganismos descomponen las toxinas de los desechos orgánicos del agua que se extrae de las basuras municipales, purificando el agua, que luego se puede utilizar para regar.
El parque de reciclaje de residuos recibe de Tel Aviv más de mil toneladas de basura por día. El ministro de Medio Ambiente, Gilad Ardan, ha señalado que Israel avanza en la mejora de reciclaje, poniéndose al nivel de los países más desarrollados en la materia.
Mucha gente en todo el mundo está dándose cuenta de lo que representa esta nueva economía: convertir la basura en un recurso útil, creando empleo, reduciendo la dependencia del petróleo y generando energía sin dañar el medio ambiente (Sembrando futuro).
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