Quizás lo mejor de la presentación del presidente del Consejo de Ministros en el Congreso es que no hubo sorpresas. Salomón Lerner Ghitis jugó un rol determinante en el triunfo de Ollanta Humala al imprimirle a su campaña un sesgo de moderación. Ahora está jugando un papel fundamental conduciendo al gobierno.
Tres mil millones
Lerner negoció personalmente con los representantes de los mineros y obtuvo más de lo que estaban dispuestos a dar en un primer momento.
Y eso sin romper los contratos de estabilidad, ni quebrar las reglas del juego, ni aterrorizar a nadie.
La habilidad negociadora de Lerner proviene de su exitosa experiencia empresarial. Es pragmático y a la vez saca el máximo provecho de cada situación.
Los tres mil millones de soles adicionales que recaudará el Estado provendrán de un impuesto a las utilidades que, con los actuales precios de los minerales, no disuadirá las inversiones mineras que pueden concretarse en el próximo quinquenio.
En suma, Lerner ha conseguido un triunfo notable para el gobierno: cumplir la promesa electoral del impuesto a las “sobreganancias”, aumentar considerablemente los ingresos del Estado que podrán ser utilizados en obras que proporcionen réditos políticos, y no ahuyentar a los inversores.
No era fácil conseguir todo eso. Por supuesto, el gobierno hubiera podido imponer un impuesto exagerado a las empresas, con lo cual hubiera obtenido más dinero por algún tiempo y los aplausos de los izquierdistas, pero a costa de sacrificar el futuro por muchos años. La confianza es difícil de ganar y fácil de perder.
Probablemente el gobierno no tiene ningún otro operador con las habilidades de Lerner en este campo para lograr un resultado como el conseguido.
Parecido con Fujimori
Sin embargo, este gobierno se parece en muchas cosas al de Alberto Fujimori. Hay una división de áreas de influencia, que son manejadas con relativa autonomía.
En Defensa, Interior e Inteligencia los que toman las decisiones son Humala y el coronel (r) Adrián Villafuerte, con una evidente tendencia a manipular esos sectores en función de sus intereses particulares.
Según Diario16, el presidente del Congreso Daniel Abugattás y la vicepresidenta Marisol Espinoza están empeñados en una labor clientelista, colocando a sus allegados en puestos en el gobierno.
La familia Humala-Heredia también participa entusiastamente en la repartija de cargos públicos.
Una característica de este gobierno es nombrar a ex congresistas desempleados en puestos importantes para los cuales carecen de calificaciones, para decirlo de alguna manera.
Seguridad al hoyo
Al igual que en el gobierno de Alan García, parece que este quinquenio la seguridad continuará deteriorándose. Una de las pocas cosas que dijo el premier sobre el tema es la creación del servicio policial voluntario, idea disparatada de Humala y los militares en el gobierno, que no servirá para mejorar la calidad del servicio policial y probablemente la empeorará.
Fuera de eso no hay novedades. Al parecer se desperdiciará la oportunidad de cambiar el régimen laboral de la Policía, cosa que es posible ahora que hay dinero en las arcas fiscales. El comprar un día de franco a algunos policías es un paliativo temporal.
En la lucha contra el narcotráfico es positivo que Lerner haya reafirmado la continuación de las políticas antidrogas. El punto no es dejar de hacer lo que se ha hecho antes, sino hacerlo con más energía y decisión.
No hay que dejar de erradicar la coca ilegal, sino erradicar más, el doble o el triple. No hay que desechar los programas de desarrollo alternativo sino invertir más en ellos.
No hay que suspender la interdicción, sino decomisar ocho o diez veces más cocaína de la que se incauta actualmente.
Por eso está bien que el premier haya desautorizado al zar antidrogas, Ricardo Soberón, un declarado enemigo de la erradicación y de los programas de desarrollo alternativo.
Sin embargo, varias de las propuestas de Lerner son las típicas ingenuidades que muestran que realmente no saben qué hacer para combatir el narcotráfico, la principal amenaza a la seguridad del país.
Por ejemplo, realizar programas de desarrollo alternativo en el VRAE es una pérdida de tiempo y dinero, porque allí no se erradica la coca ilegal. Los cocaleros que venden su coca o PBC al narcotráfico jamás van a cambiar sus cultivos si no se erradica compulsivamente.
En síntesis, Lerner juega un papel decisivo en la moderación y el pragmatismo del gobierno en ciertas áreas. El asunto es que tiene enemigos dentro y fuera del régimen. Si logran apartarlo, cualquier cosa puede ocurrir porque este gobierno –como los anteriores–carece de institucionalidad.
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