El Nuevo Zar

Caretas. Un aspecto fundamental del discurso del presidente Ollanta Humala, el jueves 28 en el Congreso, fue el concerniente a la lucha contra el narcotráfico. «No legalizaremos ninguna droga y tampoco los cultivos ilícitos. Por el contrario, los vamos a combatir», aseguró.

«Reduciremos la superficie ilegal de sembríos de coca, no permitiremos la extensión de cultivos ilegales, menos aún en parques nacionales y zonas ecológicas», dijo en clara alusión al último informe de la Oficina contra las Drogas y el Delito de Naciones Unidas (UNODC, por sus siglas en inglés), que revela un aumento en el 2010 de 2.5% de las hectáreas sembradas de coca en el Perú, con respecto al año anterior.

El flamante conductor de la política antinarcóticos de Humala es Ricardo Soberón, asesor del principal movimiento cocalero del Valle del Huallaga y un opositor de la erradicación compulsiva de los cultivos de coca. A la luz del mensaje del 28, su nombramiento como presidente de DeVida obliga a preguntar si habrá cortocircuito con Palacio. CARETAS lo entrevistó días antes de su designación en su despacho de Barranco.

– Usted se opone a la erradicación, pero el último monitoreo de la ONU revela una reducción de coca en los lugares donde se ha llevado a cabo.
– Pero se ha escogido erradicar en un sitio que ya no es de interés del tráfico internacional de cocaína. El Alto Huallaga, salvo el Monzón y Tulumayo al frente, ya no es de interés. Hay baja rentabilidad, mayor presencia del Estado, campesinado que tiende al desarrollo rural. ¿Por qué no en el VRAE y en la Selva Central?

– Y qué piensa de Bolsón de Cuchara, en Huánuco, que era tierra del narcotráfico y hoy presenta una significativa reducción de cocales gracias a la erradicación?
– Los resultados positivos son aparentes. No se reduce la producción porque el narcotráfico responde con cultivos más dispersos y fragmentados, mayor tecnología para producir más hoja y más clorhidrato o alcaloide. Mucho más eficiente es luchar contra el crimen organizado. Si pudiésemos disponer de tecnología e inteligencia, podríamos hacer muchísimo daño. Hace poco hubo una operación de 300 hombres y cuatro helicópteros donde se destruyeron cinco megalaboratorios. Eso es mucho más eficiente que una acción de erradicación en su conjunto.

– Cuál debería ser la estrategia, entonces?
– Desbaratar con inteligencia el tercer piso de la estructura criminal, no el primer piso que es cambiable y modificable. Yo creo que las mafias de precursores químicos son claves. Eso es lo que yo quisiera conversar con los amigos norteamericanos.

– Los cocaleros no son parte de la maquinaria del narcotráfico?
– Sí, porque están dentro de la estructura al producir la pasta básica. Cierto, han cometido errores. Pero no es el centro de la organización a la cual se quiere desmantelar. Hay que atacar con inteligencia financiera, cruzar la información y tener a la Dirandro como una Dircote de los noventas.

– Pero muchos cocaleros tienen hasta sus propias pozas de maceración.
– Pero te imaginas si tuviéramos que criminalizar a los 80,000 productores que más sus familias hacen 320,000 personas que dependen de esa economía? El Estado tiene que decidir: o continúa criminalizándolos y poniéndolos al servicio de «Artemio», «Alipio» y compañía, o les ofrecemos una posibilidad.

– Algunos dirigentes de la Confederación Nacional de Productores Agropecuarios de las Cuencas Cocaleras del Perú (CONPACCP) se encuentran presos por terrorismo y narcotráfico. Usted fue su asesor.
– No pondría las manos al fuego, pero a los dirigentes de la CONPACCP los he conocido en actividad gremial, en defensa de su agenda. El resto, ya no lo sé.

– Después de lo ocurrido, ¿sigue asesorando a la CONPACC?
– Son mis amigos, siempre hablo con ellos.

– Está también el caso de la ex congresista nacionalista Nancy Obregón, actualmente investigada por narcotráfico. Y la captura de su asesor, Max Caller, con más de 100 kilos de cocaína.
– El señor Caller era un mandadero. El asesor era yo. Yo creo que ni todos los dirigentes son santos ni son todos malos. Pienso que las responsabilidades penales son individuales.

– La posición del nuevo gobierno no podría preocupar a Estados Unidos?
– Pero claro que deberían estar saltones porque no está funcionando su política. Algo hay que cambiar. Estoy seguro que Washington lo va a entender así. Si algo no funciona, let´s change it.

– Qué pasará con DeVida?
– En realidad DeVida es un maestro de ceremonias al cual nadie le hace caso. Lo que hay que lograr es que la orquesta pública denominada Estado peruano y el denominado Zar Antidrogas, tengan la fuerza, el poder y apoyo para lograr tocar «Do» y que todos lo sigan. Eso no ha sucedido.

– Usted propone colocar a un cocalero en el directorio de DeVida.
– Eso es algo que estuvo originalmente en la legislación creadora de DeVida y nadie la cumplió. Estuvo en el decreto inicial.

– Cuál es su enfoque particular en la lucha contra el narcotráfico?
– Imagínese que tengamos 12 garitas móviles de insumos y que se muevan de forma inopinada. Denme tres meses de operación intensa y creo que podríamos hacer daño. Tengamos en Paita, Salaverry, Callao, Chimbote, San Juan, Mollendo el equipo tecnológico que me permita vigilar mayor cantidad de peso, hacer mejor búsqueda en cascos y aparatos navieros, y mayor acción en zona de puerto. Mientras en la Selva Alta se hacen labores específicas de interdicción.

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