El periodista especializado en temas de narcotráfico, Pablo O’Brien, alertó sobre el incremento de cada vez más personas en el ilegal negocio de la droga, en relación al elevado número de ‘burriers’ que diariamente caen en los aeropuertos peruanos.
El tráfico ilícito de estupefacientes está extendiendo sus tentáculos a casi todos los sectores de la sociedad, involucrando a muchos jóvenes que creen en el dinero fácil, y que al ser descubiertos por la Policía terminan sus días tras las rejas de un establecimiento penal.
O’Brien también habló de la enorme cadena vinculada del delito, que empieza en los campos de cultivo de la hoja de coca en el Alto Huallaga o en el VRAE, incluyendo a campesinos, ‘químicos’ encargados de la elaboración de la droga, ‘mochileros’ que la trasladan a ciertos puntos, ‘acopiadores’ que la reúnen para despacharla a las grandes ciudades, ‘burriers’ o correos humanos que generalmente llevan la cocaína en sus entrañas, y los distribuidores al menudeo.
El narcotráfico se ha convertido en una empresa muy lucrativa, pero mortal, porque muchos mensajeros de la droga mueren en el intento, señaló el hombre de prensa. Por otro lado, enfrentar este delito por parte de las autoridades se hace una tarea muy compleja, pues ya no solo se debe atacar a las grandes bandas organizadas, sino también a los pequeños y medianos comerciantes de cocaína.