En el caserío Santa Rosa de Mishollo, ubicado en la provincia de Tocache y de donde es natural la parlamentaria nacionalista Nancy Obregón, se produce clorhidrato de cocaína que sale por trochas hacia Pataz.
Según una nota publicada hoy en el diario El Comercio, los efectivos policiales y la Fiscalía temen ingresar a esta localidad para realizar operaciones antidrogas. “A esa zona no podemos ir, pues nuestras vidas correrían peligro”, reveló un policía de Tocache en el mencionado informe.
En el libro “Hablan los diablos: Amazonía, coca y narcotráfico en el Perú”, publicado en el 2005, aparece una entrevista a la hoy congresista Nancy Obregón —en ese entonces aún era dirigente cocalera—, en la que habla de la vida cotidiana en Santa Rosa de Mishollo, caserío ubicado en el distrito de La Pólvora, (provincia de Tocache, en San Martín). Allí vivía. “Es pequeño, pero igual tiene su Plaza de Armas y un colegio. La gente es muy respetuosa y también muy valiente”. Obregón lo describe como un pueblo amigable, casi acogedor.
Ahora viajar hasta Santa Rosa de Mishollo es como meterse a la boca del lobo. Una periodista del diario El Comercio intentó ayer llegar por sus propios medios hasta esta localidad donde, el pasado 28 de abril, una turba liderada por la propia Obregón interrumpió una operación de la Policía Antidrogas, cuyo objetivo era destruir dos laboratorios clandestinos de droga y decomisar insumos químicos. No lo consiguió.
“A esa zona no podemos ir, pues nuestras vidas correrían peligro”, reveló un policía de Tocache. Cuando los efectivos se movilizan a la zona lo hacen en grupos grandes y, como las operaciones antidrogas se realizan casi siempre por tierra, la exposición al peligro aumenta. Que lo diga un policía es escalofriante.
Lo mismo sucede en las oficinas del Ministerio Público en Tocache. Basta que se haga una pregunta respecto al caso que involucra a Obregón para que los rostros cambien. Gilder Zapata, adjunto de la Fiscalía Mixta Provincial de Tocache, no quiso siquiera declarar al respecto.
Terreno inexpugnable
El viaje a Tocache desde la ciudad de Tarapoto dura 7 horas a través de una pésima carretera. Además, los vehículos deben cruzar el río Huallaga en frágiles embarcaciones pues los puentes que había en el lugar ya no existen.
En todo el camino no hay presencia policial, solo unos ronderos permanecen apostados un kilómetro antes de llegar a Tocache.
Santa Rosa de Mishollo se ubica a una hora de distancia desde Tocache.
En ese caserío se siembran unas 365 hectáreas de coca, según cifras de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd). En la zona no hay oficinas de Enaco por lo que no es difícil adivinar el destino de la hoja. Incluso se sabe que allí se procesa droga y esta sale por trochas hacia Pataz y luego a la costa.
El precio que pagan los narcotraficantes por la coca les confiere además el dominio de la zona. En la fallida operación del pasado abril, la Policía Antidrogas de Tocache supo, por trabajos previos de inteligencia (y mediante el apoyo de informantes), que dos narcos que operan en la zona —“Flavio” y “Santos” son sus alias— habían acopiado 190 arrobas de hoja de coca en Mishollo. Los policías hallaron, además, kerosene, óxido de calcio y otros insumos.
Como en su chacra
Así las cosas, son muchas las precauciones que deben tomar los policías para ingresar a esta zona. Y no solo ellos: el pasado 9 de agosto un grupo de pobladores de Mishollo retuvo por varias horas a una comitiva que llegó al caserío para dar una charla sobre proyectos de sembríos de cacao, uno de los cultivos alternativos que se proponen para la región.
Entre los afectados estuvieron Alfredo Rivera, director de la Oficina de Proyectos y Servicios de Naciones Unidas, y el alcalde de Tocache, David Bazán. Ellos y sus equipos de seguridad debieron huir del clima hostil en el que se vieron envueltos.
En las notas de inteligencia que maneja el Frente Policial Huallaga, al mando del general Luis Valencia, se señala como instigadores a los profesores Eutilio Saldaña Vásquez y Raúl Medrano Vilcapoma. En la lista figuran también Juan Carrillo López y Fabio Chávez Peralta, cuñado y esposo de Nancy Obregón, respectivamente. Chávez Peralta es un policía en retiro.
La participación de Obregón y su entorno en estos incidentes tiene más de una interpretación. Desde que asumió como congresista, los cocaleros del Alto Huallaga fueron retirándole su apoyo, acusándola de no cumplir sus promesas.
Su presencia en Mishollo el día de la fallida operación policial puede entenderse como un acto desesperado por recuperar ese soporte que la llevó hasta su escaño y con el cual Tocache era —literalmente— su chacra.
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