La sociedad peruana en su conjunto debe identificar al narcoterrorismo como el principal enemigo, y presentarle una lucha frontal y sin desmayo aseguró el ex Ministro de Defensa, Roberto Chiabra León, quien demandó asimismo el debido respaldo económico a la decisión política tomada para acabar con ese flagelo.
Chiabra dijo que en el conflictivo valle del río Apurimac y Ene (VRAE) la solución es integral, con prioridad en el aspecto del desarrollo social. “Allí debe darse una intensa actividad policial con patrullajes y más puestos de control de insumos y antidrogas”, recomendó al tiempo que consideró indispensable incrementar la presencia del Estado a través de los sectores Salud, Educación, Transportes y Comunicaciones y Agricultura, quienes deberían trabajar para mejorar la calidad de vida en esas zonas.
Al respecto, el militar recordó que el llamado Plan VRAE fue originalmente diseñado en el 2002, pero que en ese momento no contó ni con la decisión política necesaria ni con el respaldo presupuestario para ejecutarlo.
Combate conjunto
El ex ministro consideró que el combate contra los remanentes del terrorismo aliados a las mafias del narcotráfico debe ser contundente. “Hoy no se puede distinguir entre un narcotraficante y un terrorista, pues en realidad son uno solo: traficante de drogas. Ese es el adversario al cual el Perú tiene que enfrentar, reiteró.
Chiabra explicó que existen dos realidades distintas en el Alto Huallaga y en el VRAE, y en ese sentido deben enfrentarse. “En el Huallaga se cuenta con varias ventajas, como una carretera que une a los pueblos y les permite mejorar sus posibilidades de desarrollo por lo que los cultivos alternativos tienen mayores posibilidades de crecer. En el VRAE, en cambio, es una zona más inhóspita, difícil y aislada”.
El ex ministro aseguró que los líderes cocaleros se aprovechan de la necesidad de la gente y demandó del gobierno decisión polìtica y presupuestal para ofrecer a los agricultores una alternativa viable para que abandonen los cultivos ilegales de coca. “Esta etapa de la pacificación es la más difícil, porque requiere de ingentes recursos económicos y que se priorice el combate al narcotráfico por encima de todas las otras necesidades, señaló.
Lamentó el anunciado recorte de la ayuda para la lucha antidroga, pero llamó la atención de los países cooperantes. “El narcotráfico es un programa global, de los consumidores y de los productores. Pero el Perú no puede depender de la ayuda extranjera, debe aplicar su propia estrategia particular, y a esa estrategia sumarle otros apoyos”, sentenció.