El narco vinculado con César Cataño Porras también tiene doble identidad

Guzmán Rojas se llamaba Carlos Olivas y lavaba dinero con la compra de vehículos. La historia de por qué la Policía Antidrogas investiga por lavado de activos al empresario Adolfo Carhuallanqui  Porras o César Cataño Porras.

El 7 de febrero del 2007, la policía capturó al narcotraficante Guzmán Rojas Hurtado, quien encabezaba una organización que desde Tacna enviaba “burriers” con cápsulas de cocaína con destino a Chile.

La “pantalla” de Rojas para sus actividades ilícitas era el negocio de la venta de vehículos usados en la región sureña. Al investigar la Dirección Antidrogas las vinculaciones y clientes de Rojas, se tropezó con César Cataño Porras sin saber que en realidad se trataba de Adolfo Carhuallanqui Porras y que contaba con antecedentes por narcotráfico.

Al verificar el pasado de Cataño, la policía determinó que se trataba de Adolfo Carhuallanqui y que, coincidentemente, también se dedicaba a comercializar vehículos. Por esta razón, un grupo especial de la Dirandro inició la investigación de Carhuallanqui por lavado de activos.

¿Cuál era el motivo? La Policía Antidrogas cree que Guzmán Rojas Hurtado lavaba fondos del narcotráfico con la compra y venta de vehículos con la ayuda de  Adolfo Carhuallanqui Porras.

Otra coincidencia más: la policía descubrió que Guzmán Rojas Hurtado era una identidad falsa y que su verdadero nombre era Carlos Olivas Hurtado, natural de Huánuco y tenía en su haber varias requisitorias por narcotráfico.

Fuentes allegadas al Poder Judicial de Tacna informaron que Guzmán Rojas Hurtado canceló su registro de identificación en el Reniec y como Carlos Olivas Hurtado (su verdadero nombre) solo existe su ficha sin fotografía y con algunos datos personales.
Además se supo que  Carlos tiene un hermano, Pedro, también requisitoriado por  tráfico de drogas.

Por eso la policía investiga a Carhuallanqui y no “por intereses comerciales para que no despegue su negocio aerocomercial”, como ha dicho en las entrevistas que ha concedido bajo el nombre de César Cataño.

La historia del caso

Carlos Olivas Hurtado –el falso Guzmán Rojas Hurtado– cayó en una redada policial en Tacna que sorprendió a miembros de su organización –entre quienes se encontraba su conviviente Bertha Mamani Llachi– cuando se encontraban preparando cápsulas rellenas de cocaína.

En uno de los inmuebles se halló la máquina prensadora de droga que era de propiedad del narcotraficante que paralelamente vendía vehículos usados. Todos los detenidos lo sindicaron como cabecilla de la organización.

En Chile, la mafia de Guzmán Rojas contaba con cómplices peruanos que recibían a los “burriers” que se tragaban la droga en cápsulas. El producto de la venta de cocaína se la pagaban por remesas vía agencias, como se verificó con la documentación decomisada.

Conclusiones contundentes

Pero los documentos incautados también revelaron otro hecho fehaciente. “Se determina que (Guzmán) Rojas Hurtado se dedicaba a la venta de vehículos usados  como fachada, y de esa manera blanqueaba el dinero que obtenía del tráfico de drogas, y para cautelar sus intereses no tiene registrados los vehículos a su nombre, para lo cual estaría utilizando diferentes empresas que operan en la ciudadela de la zona franca de Tacna para importar vehículos”, señala el atestado al que tuvo acceso La República.

Continúa leyendo la nota completa publicada por La República: http://www.larepublica.pe/archive/all/larepublica/20091012/1/node/224332/total/01

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