El mejor café del mundo lucha contra los sembríos de coca

El Comercio.  Benjamín Peralta, caficultor de 28 años, quiere ser el nuevo Wilson Sucaticona de Puno. Quiere ser ese agricultor que con su puro esfuerzo y su rico café ganó el Concurso Nacional de Cafés de Calidad y que se llevó el título del mejor café especial del mundo en un evento en Estados Unidos. Luego de los premios que ha recibido la provincia puneña de Sandia desde el 2009, nada es imposible en este rincón selvático que brilla en la tierra altiplánica que lo había aislado.

“No muchos peruanos ni puneños saben que nuestra región tiene selva y que es tierra fértil”, dice Benjamín. Él era uno de ellos. Hace cinco años, luego de salir de la fría provincia de Moho para buscar suerte, unos parientes lo llevaron a Sandia. Esta tierra cuenta con terrenos que van desde los 500 metros de altura hasta los 1.400. Alto Arco Punco, donde trabaja, tiene esas zonas altas y es donde demora más la maduración del café, lo que le da características especiales.

Este año, Benjamín presentó su café a la etapa regional del Concurso Nacional de Cafés de Calidad que organiza la Junta Nacional del Café. La de Benjamín fue la primera seleccionada para participar en la etapa nacional. Él ya piensa con ilusión un nombre para su producto: Café Altura. “Para mí es un honor ganar esta primera etapa”, dice y la voz se le inquieta. “Hasta llegar al mundial no me quedaré tranquilo”, agrega seguro.

Este año el Festival del Café de Sandia alentó el trabajo y la calidad de los caficultores que enfrentan a los cultivadores de hoja de coca

La coca y el retroceso

El ambiente del XII Festival del Café en San Juan del Oro, distrito de Sandia donde se desarrolló la etapa regional del mencionado concurso, estuvo rodeado de caficultores que exponían sus mejores granos y de aquellos que quieren aprender. Entre ambos estuvieron las organizaciones encargadas de la tecnificación del cultivo del café y de prevención de cultivos ilegales como el de la hoja de coca, que también llegó a Sandia.

La lejanía de Sandia, a ocho horas de Juliaca, y de distritos como el de San Pedro de Putina Punco han provocado que los cultivos de hoja de coca aumenten en tres años de 3.000 hectáreas a 6.500.

El jefe del proyecto de mejoramiento del café en Putina Punco, Orlando Jara, señala que esto sucedió cuando hace cuatro años el precio del café cayó y los obreros ganaban el triple en la recolección de hojas de coca.

“La presencia de migrantes del VRAE y del Huallaga se incrementó luego de que las labores de erradicación comenzaron en esos valles”, cuenta con preocupación.

Desde hace un año han capacitado a más de mil caficultores de los más de 5.000 que trabajan oficialmente en esta provincia con apoyo de Devida. “Esperamos que este apoyo no retroceda, no puede ser que en la tierra del mejor café del mundo la coca le gane la batalla”, dice Jara.

Tampoco ha mejorado la comunicación. Los agricultores deben llevar sus productos a las acopiadoras luego de un trayecto a pie en promedio de cuatro horas ya que no hay carreteras adecuadas.

Mientras tanto, el café de calidad no para de germinar. Raúl Mamani, de 35 años, es agricultor de uno particular, aquel que usa al uchuñari, un mamífero que selecciona los mejores frutos del café. Luego de que el animal lo expulsa de su organismo, Raúl fermenta los granos, los seca, tuesta y muele. Ya tiene un cliente en Inglaterra que lo compra a 40 dólares el kilo.

“La coca no debe seguir entrando, solo trae problemas. Nosotros queremos progreso”, dice el agricultor mientras sirve otra taza de café.

Sepa más

A la etapa nacional van los mejores 10 cafés de 12 regiones del país que tienen zonas caficultoras. El festival se realizó desde el 27 hasta el 31 de agosto. También hubo un concurso de cítricos, ya que la zona es fértil para estos frutos.