Entre el 23 de febrero y el 1 de marzo pasados, la Policía intervino el refugio del líder narcoterrorista Jorge Quispe Palomino, ‘Raúl’, en el Vizcatán, en las alturas de Ayacucho. ‘Raúl’ escapó, pero los efectivos encontraron allí un extraordinario documento al que inteligencia policial llama “el libro negro de SL-Vraem”.
Se trata de un documento de 365 páginas en el que los hermanos Quispe Palomino hacen un pormenorizado inventario de los últimos 13 años de la guerra ininterrumpida y sangrienta que se libra en el Vraem y La Convención, en Cusco. Es, por supuesto, una versión de parte, pero que permite absolver algunas preguntas fundamentales: ¿cuál es el saldo de militares y policías muertos en estos 13 años de guerra?, ¿cuáles son los planes de SL?, ¿son los Quispe Palomino más fuertes que antes?
En el campamento de ‘Raúl’ se encontró un video en el que el terrorista aparece cantando con su guitarra junto a unos niños, los llamados ‘pioneritos’.
También se hallaron fotografías de ‘Raúl’ jugando fulbito con sus huestes en las alturas de Ayacucho.
Pero lo verdaderamente importante estaba en uno de los USB que el líder senderista dejó al momento de escapar.
Un “tesoro informativo”, según un efectivo de la Dircote.
El voluminoso documento incautado lleva por título “Campañas y Contracampañas Políticas y Militares de ‘Cerco, Aniquilamiento y Desintegración’, en la Guerra Popular Agraria”.
Está escrito en Word, con páginas numeradas, títulos y subtítulos.
Inteligencia de la Dircote no cuestiona su autenticidad.
Una copia del mismo fue hallada en un USB en poder del camarada ‘William’, uno de los mandos más importantes del Vraem que fue abatido a tiros por patrullas combinadas de las FF.AA. y la PNP en la localidad ayacuchana de Llochegua, en el límite con Vizcatán, el pasado 5 de septiembre (CARETAS 2249).
El documento profundiza al detalle sobre cómo se desenvolvió la guerra para los ‘narcoterroristas’ desde el 14 de julio de 1999 –fecha de la captura de Óscar Ramírez Durand, Feliciano– hacia adelante.
‘Feliciano’ cayó en una operación en la que el propio Jorge Quispe Palomino, ‘Raúl’, colaboró con las Fuerzas Armadas y el desactivado Servicio de Inteligencia Nacional (CARETAS 1576).
La captura de ‘Feliciano’ cambió el panorama del conflicto. Los hermanos Quispe Palomino pasaron a repudiar a Abimael Guzmán y también a Artemio, quien finalmente fue capturado en 2012.
Y replantearon la guerra.
CONTEO DE MUERTOS
Tal como en Vietnam, para los nuevos líderes senderistas la guerra debía medirse por el número de aniquilados y bajas que produce diariamente.
“Es manifiesto el papel estratégico de la guerra de guerrillas”, refiere el documento. “El mando de cada destacamento guerrillero debe aplicar con firmeza la guerra de aniquilamiento, siendo consciente que cuando aniquilamos a un soldado, es un gran aporte al conjunto de la contracampaña política y militar de la guerra”.
En las memorias de los Quispe Palomino se indica que, desde el 14 de julio de 1999 hasta agosto del 2012, los ataques y emboscadas perpetrados por SL en el Vraem y La Convención dejaron 220 militares y 56 policías muertos.
Los heridos suman 385 miembros de las FF.AA. y 61 en la Policía. El grueso de ellos sufrió mutilaciones y quedó discapacitado.
En ese mismo periodo, los terroristas atacaron a 55 helicópteros de las FF.AA., de los cuales 5 fueron derribados.
El total del armamento confiscado por los senderistas en todas esas acciones es de 125, entre fusiles de largo alcance, lanzagranadas MGL, ametralladoras y otros pertrechos.
En cambio, las bajas que reconocen no superan la veintena.
Las FF.AA. han evitado brindar el número oficial de efectivos muertos en el Vraem, pero las cifras que manejan ciertos expertos coinciden más o menos con las luctuosas estadísticas senderistas.
Los Quispe Palomino, además, llevan un detallado recuento de cada acción terrorista realizada hasta agosto de 2012. Y acompañan el documento con fotos tomadas por ellos mismos.
EL PRIMER SECUESTRO
Entre 1999 y el 2011, los terroristas destacan tres acciones que, según dicen, les otorgaron la relevancia política que buscaban:
– La espectacular emboscada de San Martín de Pangoa, en las postrimerías del gobierno de Alberto Fujimori, el 2 de octubre de 1999, en el que –tras engañar a una comitiva del SIN– derribaron a un helicóptero MI-17 y mataron a 5 oficiales del Ejército. Se apropiaron allí de 2 ametralladoras PKM que usan hasta hoy.
– El secuestro de 71 trabajadores del campamento de Techint, en la provincia de San Miguel, Ayacucho, el 10 de junio del 2003. Los rehenes fueron liberados tras un día y medio de plagio, pero el hecho significó un duro golpe para el gobierno de Alejandro Toledo.
– La emboscada a una patrulla militar en la zona de Sanabamba, en la margen derecha del río Mantaro, en Ayacucho, el 9 de abril del 2009. Fueron brutalmente acribillados 22 militares y un rondero.
La matanza motivó que el gobierno de Alan García replanteara el llamado “Plan VRAE”, puesto en ejecución dos años atrás.
Se instalaron nuevas bases y, pese a que se incrementó la tropa en Ayacucho, Huancavelica y Junín, los ataques siguieron aumentando.
Los Quispe Palomino sostienen que lograron concretar estas acciones ganándose primero a las masas; es decir, a los pobladores del Vraem, un trabajo que empezaron a realizar desde julio de 1999. “Porque esta revolución es de masas o no es nada”.
Y reiteran que fueron subestimados por las fuerzas del orden.
“Con ‘Feliciano’, al igual que con ‘Gonzalo’, el enemigo soñó habernos dado la estocada final. Pensaron que los que habíamos quedado éramos un montón de huerfanitos hambrientos, enfermos abandonados. Unos desahuciados del monte. Pero se equivocaron”.
LA EXPANSIÓN
A partir de enero del 2012, según el documento, empezó una nueva campaña para SL: la “expansión” de los Quispe Palomino.
El 9 de abril de ese año secuestraron a 36 trabajadores del consorcio Camisea, en Kepashiato, La Convención, Cusco.
Los rehenes fueron liberados 5 días después y el gobierno de Ollanta Humala desplegó una operación militar para capturar a los terroristas que acabó con cinco militares y cuatro policías muertos, así como con un helicóptero de la Policía destruido.
Según el documento terrorista, el objetivo político del secuestro masivo de Kepashiato fue “generar crisis” en el gabinete del premier Oscar Valdés, lo que se logró: cayeron dos ministros y los jefes del Ejército y el Comando Conjunto de las FF.AA.
Los ‘narcoterroristas’ se convirtieron en una amenaza para la seguridad nacional, principalmente porque pasaron a controlar La Convención, donde se ubica el Proyecto Camisea, de acuerdo al prestigioso analista de InfoRegión, Rubén Vargas.
El temor de un ataque al corazón energético del país persiste.
El pasado jueves 4, una columna terrorista bajo el mando de ‘Gabriel’ atacó a una patrulla de la 33a Brigada Contraterrorista, en el distrito cusqueño de Echarate, muy cerca de Kepashiato.
El sargento EP Sózimo Morales fue acribillado, mientras el soldado EP Wilson Huaycana quedó herido y al borde de la muerte.
No fue un ataque aislado, sino el inicio de lo que los ‘narcoterroristas’ llaman “la tercera campaña de aniquilamiento”. (Américo Zambrano)
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