El lunes último, las 10 cajas de cartón conteniendo el medio millón de folios del ‘Informe Cataño’ arribaron al despacho del fiscal de Tacna, Pedro Pérez Gratelly que, por cierto, es devoto del Señor de los Milagros.
La investigación por lavado de dinero a César Cataño Porras o Adolfo Carhuallanqui Porras, el mayor importador de autos usados del país, había llegado a la meta luego de un año, sin extenderse en los plazos legales.
Pese a algunos giros bruscos en el último tramo, los abogados de Cataño no obstruyeron el largo proceso indagatorio con Hábeas Corpus y demás argucias legales. Ahora Pérez tiene dos semanas para decidir si denuncia o archiva el caso.
La investigación corrió a cargo del Equipo Especial de Investigación (EEI) de la Dirección Antidrogas (Dirandro), el mismo grupo policial que denunció a Fernando Zevallos; al ex alcalde de Pucallpa, Luis Valdez, y a los hermanos Sánchez Paredes.
El caso comprendió a 15 personas naturales y 10 empresas creadas en Lima y Tacna.
¿Qué piedras de toque encontró el EEI? El voluminoso documento, obtenido por CARETAS, concluye que César Cataño Porras “resulta ser autor del delito de lavado de activos agravado proveniente del tráfico ilícito de drogas (TID) en las modalidades de ocultamiento y tenencia, así como conversión o transferencia”.
César Ricardo Cataño o Adolfo Carhuallanqui Porras
Según la Policía, entre 1995 y el 2000, Cataño lavó S/. 1.5 millones. En el periodo 2000-2009, presenta un desbalance patrimonial de S/. 68 millones.
El punto de partida fue documentar el delito precedente de narcotráfico en este caso. La Dirandro indica que “Cataño fue procesado por TID bajo el nombre de Adolfo Carhuallanqui Porras, motivo por el cual se cambió de nombre a César Cataño”. El cambiazo lo realizó el 19 de noviembre de 1984 y así logró ser considerado “no habido” en el proceso que se le seguía, por elaboración, transporte y comercialización de pasta básica de cocaína (PBC), en la 3ra Sala Penal de la Corte Superior de Junín. Posteriormente, el expediente judicial del caso (Nº 1602-82) fue sustraído. Desapareció también el atestado Nº 095-Itid, de 1982, en el que se relataba la responsabilidad de Cataño. Fue hallado en la División de Estafas de Lima hace un mes.
Dicho atestado, difundido parcialmente por algunos diarios, precisa que, en 1982, la Policía descubrió una poza de maceración de PBC situada en la propia vivienda de Cataño, ubicada por entonces en el anexo Auray de Chilca, en Huancayo.
Los efectivos le echaron el guante al primo de Cataño, José Luis Porras Loardo, quien confesó que todo el proceso, secado de la hoja de coca, elaboración de la pasta básica de coca y su posterior comercialización, era dirigido por Cataño (ver facsímil).
Otro documento revelador es un atestado del 16 de enero de 1995, en el que el propio Cataño confesó, durante un interrogatorio en la División de Estafas, que había ocultado su verdadera identidad “debido a que estoy siendo investigado por TID”.
El informe concluye que “los antecedentes por narcotráfico y el cambio de identidad nos permite inferir que esta persona (Cataño) continuó con dicho accionar permitiéndole generar ganancias. Pero es a partir del año 1995 que empieza a crear empresas, utilizando a sus familiares más cercanos, para lavar dinero ilícito”.
Mi primer millón
Los peritajes policiales comprendieron el periodo 1995-2009, tiempo en el cual Cataño se convirtió en el más grande importador de vehículos chatarra del país.
Según la Policía, entre 1995 y el 2000, Cataño lavó US$ 662,000, lo que al cambio actual da S/. 1.5 millones. Y en el periodo 2000-2009, el EEI le atribuye un desbalance patrimonial, producto del blanqueo de activos, de S/. 68 millones.
En junio de 1997, Cataño creó la empresa Bryan Cataño, en Iquique, Chile, con un capital aproximado de US$ 1 millón, cuya procedencia es desconocida, según la Policía. Al año siguiente constituye Kanagawa Corporation en Tacna. El Informe Contable Nº 01-09- Dirandro dice que, al 31 de diciembre del 2000, Kanagawa reportaba pérdidas por alrededor de S/. 441,937. Dos años después, Cataño inyectó S/. 503,360 en Kanagawa, pero “nunca se reportó la procedencia del dinero”.
Entre el 2003 y el 2006, Kanagawa registró pérdidas por S/. 2.5 millones, por lo que Cataño recibió un préstamo de otra de sus empresas, Import Export Vizcar. Sin embargo, el EEI descubrió que el dinero no salió de esta ni de otra compañía.
Cataño testificó que, entre el 2007 y el 2009, obtuvo S/. 357 millones producto de la importación y venta de 6,935 vehículos, principalmente camiones y buses. Pero no pudo sustentar, con documentos y facturas, un desbalance de S/. 14 millones.
Tampoco acreditó el origen de otros S/. 24 millones obtenidos entre el 2004 y el 2006.
Los peritos de la Policía aseguran que Cataño trató de sustentar parte de sus ganancias sobrevaluando los costos de flete, desadanuaje y cambio de timón de los autos que traía del Japón. Según Dirandro, en casi todos los casos, dichos costos equivalen al 99.98% del precio con el que se comercializaba los vehículos.
El informe responsabiliza también a Flor de María Porras Palomino, tía del corredor, a quien se le atribuye un desbalance de S/. 7 millones; a María Nélida Porras Palomino, madre de Cataño (S/. 165,000 ), así como a Juana y María Carhuallanqui Porras, hermanas de Cataño, con S/. 2 millones y S/. 1 millón, respectivamente.
Cataño saltó a la fama como el más renombrado cliente de Lourdes Flores Nano. En la campaña electoral del 2006, la lideresa de Unidad Nacional recibió el apoyo de las camionetas nuevas de Cataño, a la vez que presentó amparos ante el Tribunal Constitucional (TC) para importar 24,000 vehículos. En el 2009 aceptó presidir el directorio de Peruvian Airlines, la nueva compañía de Cataño, pero renunció a fin de año, aunque hasta junio de este año siguió cobrando US$ 10,000 mensuales.
La aerolínea no fue comprendida en el informe del EEI porque cuando la investigación alzó vuelo, en junio del 2009, Peruvian Airlines no estaba constituida formalmente, según la Dirandro. Lourdes insiste en defender a Cataño (ver entrevista), pero ignora el problema de fondo. Cataño es el principal responsable de que nuestro parque automotor sea uno de los más antiguos de Lationamérica y todo indica que está al volante de una operación de lavado y engrase en el Congreso para prolongar la importación de vehículos chatarra (CARETAS 2148). El negocio mueve una fortuna y marcha sobre varias pistas.