El Estado en el Monzón

El Presidente de la Región Huánuco ha demandado al gobierno la suspensión del proceso de erradicación de coca ilegal en el Valle de Monzón hasta que se implemente una “estrategia de desarrollo” en su región. La primera autoridad de Huánuco asume una actitud tremendista anunciando la muerte de 5 cocaleros en esa zona y en su comparecencia ante los medios ha justificado la violencia de los cocaleros ilegales contra las brigadas de erradicadores con el supuesto incumplimiento del gobierno de una oferta de postergar estas acciones, hecho no informado ni registrado hasta ahora.

Mientras otros presidentes regionales, como el de San Martín, levantan la bandera del desarrollo alternativo y fomentan planes para convertir en productores legales a los agricultores cocaleros, en alianza con los municipios, el Presidente Regional de Huánuco defiende la ilegalidad olvidándose que si alguien debe promover una estrategia de desarrollo en su región es él, luego de casi 20 meses de gobierno. En el fondo defiende un statu quo en el Valle del Monzón, un territorio liberado del narcotráfico donde las mafias de la droga controlan la vida cotidiana y restringen la actividad policial y donde los cocaleros han transitado a la función de productores de Pasta Básica de Cocaína en pozas de maceración contiguas a sus sembríos, de acuerdo con documentadas investigaciones fiscales, judiciales y periodísticas.

El Presidente Regional quizás no se ha enterado de que en su región ya se registran experiencias exitosas de desarrollo alternativo, luego de décadas de fracasos. Es el caso de la Cooperativa Agraria Industrial Naranjillo (Copain), que cuenta con 4 mil socios y 12 mil hectáreas de cultivos legales, entre cacao y café, y que el año pasado facturó 14 millones de dólares.

Los hechos del Monzón se registraron cuando un millar de cocaleros ilegales atacaron a 400 trabajadores del Proyecto Especial de Control y Reducción de Cultivos de Coca en el Alto Huallaga (Corah). Producto del enfrentamiento con la policía dos personas murieron y varias resultaron heridas.

Luego de varios años de parálisis, el Estado ha decidido iniciar las labores de erradicación en esa zona, verdadero santuario del narcotráfico. Los datos de la Oficina de las Naciones Unidas para las Drogas y el Delito (ONUDD) han documentado que Alto Huallaga muestra dos escenarios. El norte y centro de esa zona, que pertenecen a la región San Martín y presenta una baja superficie de coca y más bien una estructura agrícola legal de probada rentabilidad. Contrariamente, en la zona sur, que corresponde a Huánuco, se concentra el 95% de la extensión de coca, es decir más de 12 mil hectáreas, la mayoría de las cuales pertenecen a Monzón. ONUDD señala, además, que allí los programas de desarrollo alternativo que fueron implementados en los años 2001 y 2002 ya no existen y que la producción de coca está fuertemente articulada al narcotráfico.

Si el Estado ha decidido ingresar al Monzón luego de varios intentos, esta vez no puede rendirse. La vida debe ser respetada y las operaciones deben ser exitosas e incruentas. Sin embargo, es preciso que la erradicación se implemente sin dilaciones. Las autoridades regionales están obligadas a apostar por la economía legal y el desarrollo alternativo.

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