El escritor Mario Vargas Llosa a favor de la construcción del Museo de la Memoria

El escritor Mario Vargas Llosa consideró que “la intolerancia y la incultura” son las razones por las cuales la clase política considera que el Perú no necesita museos mientras sea pobre y con carencias sociales, en referencia directa a la justificación del gobierno que rechazó una donación alemana para construir el Museo de la Memoria.


 


“¿Qué puede inducir a un hombre que no es tonto a decir tonterías?”, se pregunta Vargas Llosa al recordar la justificación gubernamental esgrimida por el ministro de Defensa, Ántero Flores-Aráoz quien dijo el 27 de febrero último: “si tengo personas que quieren ir al museo pero no comen, van a morir de inanición. Hay prioridades”.


 


“Según esta filosofía, los países solo deberían invertir recursos en defensa de su patrimonio arqueológico, monumental y artístico una vez que hubieran asegurado la prosperidad y el bienestar de toda su población”, indicó el escritor en su columna publicada en El Comercio.


 


“Si semejante pragmatismo hubiera prevalecido en el pasado, no existirían el Prado, el Louvre, la National Gallery ni el Hermitage y Machu Picchu hubiera debido ser rematado en subasta pública para comprar lápices, abecedarios y zapatos”, añadió.


 


Vargas Llosa realiza una defensa de la importancia de que un país, desarrollado o no, tenga la prioridad de tener museos. “Los peruanos necesitamos un museo de la memoria para combatir esas actitudes intolerantes, ciegas y obtusas que desatan la violencia política. Para que lo ocurrido en los años ochenta y noventa no se vuelva a repetir”, precisó.


 


“(Los museos) también curan, no los cuerpos, pero sí las mentes, de la tiniebla que es la ignorancia, el prejuicio, la superstición y todas las taras que incomunican a los seres humanos entre sí y los enconan y empujan a matarse”, sostuvo el escritor peruano más premiado a nivel mundial. “El progreso no significa solo muchos colegios, hospitales y carreteras”, añadió.


 


También justificó la existencia de un museo “para aprender de una manera vívida a dónde conducen la sinrazón delirante de los ideólogos marxistas y maoístas y, asimismo, los métodos fascistas con que (el ex asesor presidencial Vladimiro) Montesinos y (el ex presidente Alberto) Fujimori los combatieron.”


 


Casi todos los ministros, el presidente Alan García y el más alto representante de la Iglesia Católica en el Perú Juan Luis Cipriani han considerado, desde similares perspectivas, la inconveniencia de edificar un Museo de la Memoria en recuerdo de los casi 70 mil peruanos muertos en 20 años de violencia política.