A los 9 años años Paul Watson encontró a Bucky, como había bautizado a un castor que vivía en un estanque cerca de su casa, atrapado en una trampa y moribundo.
Por más que intentó, no pudo salvarlo así que entró en cólera y comenzó a recorrer los bosques de Toronto, Canadá, para destruir los artefactos que instalaban los cazadores. Así empezó la carrera de este ambientalista que no teme recurrir a la violencia con tal de defender a los animales.
En 1971 fundó Greenpeace con otros activistas, pero seis años después lo expulsaron de esta organización por sus métodos agresivos que estaban al límite de la legalidad. Entonces Paul reclutó voluntarios y decidió crear la sociedad conservacionista Sea Shepherd, como también bautizó a su barco insignia.
Este lobo de mar tomó la justicia por su cuenta y recubrió de cemento su embarcación para embestir a las de los balleneros y hundirlas. También dotó su nave con mangueras de agua a propulsión y la protegió con alambres electrificados.
Entre su artillería incluyó bombas de humo y gases fétidos y pistolas que disparan puntillas y obstructores de hélices, que se suman a un equipo especial de buzos que se sumergen y agujerean el casco. Como si fuera poco, el barco porta una bandera con una calavera y unos huesos cruzados, el símbolo pirata por excelencia.
Desde entonces «el protector de los mares», como prefiere que le digan, ha dedicado su vida a vigilar los mares y ajusticiar a los cazadores ilegales de ballenas, a los asesinos de focas y a todo el que atente contra la vida marina.
En su prontuario ya lleva hundidos ocho buques balleneros y es tan temerario que una vez se interpuso entre un arponero y una ballena y por poco lo matan. Para sus seguidores Paul es un héroe y estrellas como Mick Jagger, Sean Penn, Edward Norton, Orlando Bloom, Pierce Brosnan y Uma Thurman lo apoyan animándolo a continuar con sus labores de rescate y lo patrocinan con generosas donaciones. Incluso el Dalai Lama le dio un aval por escrito.
Y es que Paul es un hombre que despierta pasiones encontradas. Así como genera admiración y fervor, otros lo catalogan como un ecoterrorista. Watson ha sido denunciado en países como Islandia, Dinamarca, Noruega, Canadá, Japón y Costa Rica. A mediados de los años noventa, Noruega lo declaró culpable de sabotear un barco ballenero llamado Nybræna y lo condenó a pasar ochenta días en prisión.
Todos coinciden en que es el último pirata real. Un hombre que no duda en usar la violencia para defender las ballenas y cada año se dirige a Australia y el océano Antártico para detener, o al menos entorpecer, la temporada de caza de ballenas.
El cazador de los cazadores
Todos los años los habitantes de las Islas Feroe, un territorio autónomo danés de 50 mil habitantes descendientes de los vikingos, masacran ballenas siguiendo algo que consideran una «tradición». Este tipo de caza (en la que también participan los niños) es conocida como «trituración»: utilizan naves pesqueras para conducir a las ballenas piloto del Atlántico Norte y a las migratorias del Mar del Norte hacia la costa, las atan y arrastran hasta que quedan varadas.
Luego pasan a aserrar sus cabezas con largos cuchillos, seccionan sus espinas dorsales y las dejan desangrar. En un par de meses pueden asesinarse poco más de 150 ballenas de aleta larga. En una temporada completa pueden matarse hasta 2,500 ballenas.
Desde 1986 Paul Watson se ha enfrentado a los isleños y ha hecho hasta lo imposible para detener el ritual anual de matanza de ballenas. Esta vez lideró un operativo por mar abierto, aire y tierra, con el fin de acabar con la matanza de las ballenas en las Islas Feroe. Para esta misión, el arsenal de Sea Shepherd ha sido renovado y mejorado con aeronaves ultraligeras y dispositivos acústicos móviles que ayudan a disuadir a las ballenas de acercarse las islas.
Esta temeraria lucha fue seguida de cerca por las cámaras de Animal Planet en agosto de 2011 para el programa Defensores de Ballenas que se emite los sábados a las 7 de la noche, por Animal Planet. Actualmente Paul Watson es buscado por la policía en tres continentes. Watson está acusado por Costa Rica de haber puesto en peligro la vida de la tripulación de un barco pesquero costarricense en 2002.
El ecologista fue detenido en Alemania en mayo y permaneció bajo arresto durante una semana, antes de recuperar la libertad mediante el pago de una fianza de 250.000 euros y la obligación de presentarse a la policía alemana dos veces al día. Sin embargo, no cumplió con las condiciones de libertad condicional y huyó del país, así que Costa Rica, con el apoyo incondicional de Japón, presionó para que la Interpol renovara su pedido de Notificación Roja en sus 190 países miembros.
Se rumora que el ecologista permanece en aguas internacionales para evitar ser capturado por las autoridades, pero eso no lo detiene. Al fin de cuentas, como todo buen pirata, su elemento es el agua.
Watson le dijo al Washington Post: «Me declaro culpable de ser un vigilante, pero puedo decirle algo, si no hay policías que protejan los mares entonces siempre existirán los vigilantes para impedir que el crimen y las atrocidad se desaten el mar» (Semana.com).
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