La erradicación forzada de cultivos de hoja de coca ilegal es el último recurso que tiene el Estado para luchar contra el narcotráfico que domina algunas zonas del Alto Huallaga, sostuvo el editor de Regiones del diario El Comercio, Martín Huancas Chinga, en un artículo publicado hoy.
Además, señaló que pese a que algunos dirigentes cocaleros digan que son víctimas del abuso del Gobierno, que son pobres campesinos y que ellos dependen de la coca, la realidad es otra. A continuación el artículo publicado por el diario El Comercio.
Algunos dirigentes cocaleros reclamarán hoy por la erradicación de plantaciones de coca por parte del Corah. Dirán que son víctimas del abuso del Gobierno, que son pobres campesinos y que ellos dependen de la coca, pero no es así.
En realidad, la erradicación forzada es el último recurso que tiene el Estado para luchar contra el avance del narcotráfico que domina algunas zonas del Huallaga.
Allí no solo se siembra coca, sino que también se procesa la hoja para convertirla en droga que luego es vendida al extranjero, aunque también invade nuestras calles y llega a los jóvenes a precios relativamente bajos.
Los dirigentes cocaleros afirman que ellos no son narcotraficantes, pero olvidan decir que desde que siembran la planta saben a dónde va a ir a parar su producción, pero parece no importarles.
Por último, usan el argumento de que la coca es un cultivo ancestral, pero se olvidan de que muchas áreas, actualmente plagadas por este producto, eran hace solo unos años selva virgen que ha sido dañada para servir al narcotráfico.