Correo. Ingresamos a un nuevo año y aún los resultados de la operación policial Eclipse 2010 continúan marcando la agenda periodística regional. El narcotráfico y la violencia asociada a éste son factores que desde hace varias décadas obstaculizan el desarrollo de Huánuco.
Junto a la violencia terrorista, desalentaron exitosos emprendimientos agroindustriales: el té, el ahora recuperado cacao, el café. Lugares como Aucayacu y La Divisoria, por citar algunos, constituían pujantes zonas de desarrollo agrario donde los colonos obtenían importantes utilidades.
De acuerdo al monitoreo de UNODOC 2009, Huánuco es el departamento que tiene el 29.79% de los cultivos de coca. Se trata de casi 18 mil hectáreas de coca, casi todas con cultivos ilegales.
Potencialmente, la coca sembrada en Huánuco puede producir más de 138 toneladas métricas de cocaína. Sin duda, esa cantidad de droga puede ser el origen de muchos de los titulares periodísticos que marcan la agenda regional: narcotráfico, violencia y asesinatos.
Construir desarrollo en medio de la violencia no es precisamente una elección favorable. Para progresar, una familia requiere de un orden social capaz de asegurarle protección. Sin seguridad no hay desarrollo.
¿De qué desarrollo podemos hablar en Huánuco si nuestra región no puede aprovechar las ventajas naturales de las que dispone? Huánuco posee una riquísima biodiversidad que no puede beneficiarse sostenidamente en tanto los bosques son permanentemente depredados, cuando no utilizados como refugio de narcotraficantes y terroristas.
El progreso de un pueblo consiste en aprovechar la capacidad que tienen sus habitantes para mejorarse a sí mismos, a su familia y finalmente a procurar riqueza y redistribuirla.
Nadie ha progresado mientras su vida es amenazada permanentemente. El crimen perpetrado por remanentes senderistas durante este fin de semana en Santo Domingo de Huacaybamba, expresa una realidad que tiene que ser severamente condenada.
Más allá del supuesto leit motiv de este despreciable crimen, los remanentes senderistas subsisten porque los financia el narcotráfico y la coca ilegal. Ambos medran de la pobreza del campesino; mientras tanto, hay autoridades municipales recientemente electas que insisten con industrializar la coca ilegal.
No entienden. Nuestro principal desafío consiste en desalentar la siembra del principal insumo para producir droga, que también es el principal insumo para perpetuar la pobreza agraria en Huánuco y que financia a los remanentes terroristas que tanta violencia y dolor causan a los propios campesinos.
Recientemente, se ha publicado que el pasado año 2010 en el departamento de Huánuco se han erradicado casi 5 mil 500 hectáreas de coca ilegal. En nuestra región hay 18 mil hectáreas de estos cultivos. En esto consiste nuestro principal desafío.