Siguiendo el rastro de la droga incautada a Max Caller Valdez, el controvertido asesor de la congresista cocalera Nancy Obregón, la policía antidrogas descubrió que el cargamento ilícito que iba a ser exportado a México pertenecía a uno de los 18 clanes familiares que ahora controlan el boyante negocio de la cocaína en el Valle del Río Apurímac, VRAE.
Las líneas que unían a Caller con el clan fueron develadas por la Policía el pasado 1 de setiembre, en una casa de tres pisos ubicada en el populoso distrito de Los Olivos. Al ingresar a la vivienda, la Policía pudo comprobar que los 135 kilos de cocaína que Caller Valdez y su acompañante Ramiro Sánchez Ríos iban a entregar al mexicano Angel Beltrán Tolosa, del Cartel de Sinaloa, habían salido de allí. La droga había sido acondicionada en 329 paquetes tipo ladrillo. Una bolsa de plástico color blanco con la inscripción “Electro Doméstico Climatic” (sic) con restos de cocaína confirmó las sospechas.
El único ocupante del inmueble ubicado en Mz. G, Lote 28 de la urbanización El Trébol – III Etapa se identificó como Emerson Cuadros Huamán, quien aseguró que la propietaria de la casa era Bertha Huamán Tineo (35), una ayacuchana nacida en el distrito de Tambo, en la provincia de La Mar. La identidad de Huamán Tineo ya estaba consignada en un documento secreto en poder de la policía antidrogas. En dicho documento se da cuenta de la existencia de 18 clanes familiares, una firma colombiana, y otras dos firmas dirigidas por comités de autodefensa, los mismos que lideran el acopio de la producción de la cocaína para los principales carteles de droga en el país de las parranditas.
Bertha Huamán Tineo pertenece al clan “Los Tinbequi”, inspiración policial que responde a la unión de las sílabas iniciales de tres grupos familiares de narcotraficantes del VRAE: los Tineo Taipe, los Bendezú Quispe y los Quispe López. El centro de operaciones de los clanes es el distrito de Llochegua, donde se precian de producir la cocaína más pura del mundo. Según reportes de inteligencia policial a los cuales CARETAS pudo acceder, estos clanes familiares han tomado el control total del negocio de la cocaína en el VRAE. Todos trabajan para los carteles de Sinaloa, Tijuana, Juárez y Guadalajara.
“La situación” –reza el documento– “se torna alarmante porque estos clanes familiares han organizado una intrincada red de narcotráfico y mantienen vínculos directos con carteles mexicanos. Las relaciones de consanguinidad que los integrantes de estas organizaciones criminales presentan favorecen al compartimentaje, que es una de sus características. Es decir (que) el riesgo a que entre sus integrantes delaten sus actividades es mínimo”.
La policía antidroga afirma que el clan “Tinbequi” cuenta con una red de acopiadores de droga bruta, químicos colombianos que la purifican y transportistas que la manipulan. La “empresa” está conformada mayoritariamente por miembros del círculo familiar. Es para evitar las “tiradas de dedo”.
De acuerdo al documento policial, los clanes de la droga en el VRAE estarían distribuidos de la siguiente manera:
El clan “El Chavo” opera en la ruta Lechemayo-San Antonio-San Miguel-Ayacucho.
El clan “Ruiz” trafica en los distritos de Llochegua y Sivia.
El clan de Roberto Muñoz Rivera, (a) “Negro Camerún”, integrado por Aurelio Rivera Velásquez (a) “Thomson” y Franck Ruiz Velásquez (a) “Franck”, permanecen en la comunidad de Comunpiari, en el distrito de Santa Rosa.
El clan de Jesús Luján Jundía, (a) “Paco Julián”, es la organización que mantiene contacto con Víctor Quispe Palomino (a) “Camarada José”, líder de los remanentes senderistas en el VRAE. Cuenta con una red de colaboradores que fueron identificados como María Potosino Huamán, Ronald Danny Guizado Romero y Ernesto Guizado Ovando. Es el principal traficante de insumos químicos de la región.
Los clanes de Jorge Reaño del Águila (a) “Salvador”, Adrián Huamán Velarde (a) “Adrián”, Miguel Dávila Tiznado (a) “Mac Donald”, se mueven en ambos márgenes de la cuenca de los ríos Apurímac y Ene.
También fueron identificados dos clanes dirigidos por dirigentes de los Comités de Autodefensa (CAD): el presidente Central del CAD del anexo de Acón en el distrito de Sivia, Marco Antonio Espinoza Juárez (a) “Marquito”, y el presidente del CAD del distrito de Sivia, Juan Flores Astete, conocido como el comando “Pepe”. Finalmente, la Policía advirtió la presencia de una “firma” liderada por un colombiano apodado “tío Tom” en “Puerto Cocos”, en las inmediaciones del río Ene.
“La situación es delicada, tenemos que reforzar nuestras tropas en la zona”, expuso a CARETAS el ministro del Interior Octavio Salazar, quien acompañó al jefe del gabinete en su último viaje al distrito de Pichari en el VRAE, el pasado 5 de octubre.
“Un clan familiar o jefe de una firma juega un papel clave en la primera parte de la cadena ilícita del tráfico de drogas. Son los hombres que hoy mueven el negocio boyante de la cocaína en el VRAE, ahora convertido en el primer productor de droga del mundo”, expuso el ministro Salazar.
Salazar también anunció la construcción de un cuartel policial con una inversión que bordea los S/. 53 millones. “Ya tenemos un terreno de 12 hectáreas en Pichari que fue donado por la municipalidad del distrito. Allí enviaremos 500 policías para acabar con la amenaza del narcoterrorismo”, prometió.
Ver nota Caretas
Los comentarios están cerrados.