Los excocaleros del valle del Monzón son un claro ejemplo de cómo una buena decisión puede cambiar el curso de sus vidas: ellos optaron por el cultivo del café orgánico y ahora ya no tienen que vivir a salto de mata como en los días de los cultivos ilícitos y además, reciben ya los frutos del progreso.
Gracias al apoyo de la Oficina de las Naciones Unidas Contra el Crimen y el Delito (Unodc, por sus siglas en inglés) ellos tienen una economía lícita, con beneficio directo para sus familias y mejores condiciones de vida, tal como lo cuentan los productores Renelmo Castillo, Víctor Rey y Julián Aucca, gerente de la Cooperativa Cafetalera Divisoria.