El autócrata es culpable

Frente a la histórica sentencia de 25 años de prisión impuesta este martes a Alberto Fuijimori por delitos de lesa humanidad, el reconocido político y ex presidente del Congreso de la República, Henry Pease, recordó que desde el año 1993 tuvo la convicción moral y política sobre la culpabilidad de Fujimori en los crímenes del grupo Colina.

En un artículo en el diario El Comercio, http://www.elcomercio.com.pe/impresa/notas/autocrata-culpable/20090408/270527 Pease hace un esclarecedor recuento de todas las argucias y encubrimientos realizados por los tres poderes del Estado y las Fuerzas Armadas cuando se presentó la denuncia de los estudiantes asesinados de la Universidad La Cantuta.

“Si el jefe de ese Estado, con resortes legales e ilegales de poder, defendió paso a paso a los ejecutores del asesinato e hizo encubrir el crimen, es porque él mismo era parte del crimen” precisa Pease.

Cuando en 1993 se debatía en el Congreso Constituyente una moción pidiendo una comisión investigadora del caso La Cantuta, Pease recibió, en forma anónima en su escaño, un sobre cerrado con un documento que relataba con detalle cómo los habían matado, enterrado, desenterrado, quemado e indicaba los oficiales responsables y sus mandos directos, con grado y cargo.

Tras analizar y verificar la verosimilitud del contenido, Pease hizo público su contenido, generando la formación de la comisión ante la cual entregó, para su investigación, las circunstancias y los nombres de los implicados.

Comenzó entonces lo que Pease señala como la comprobación de la culpabilidad de Fujimori pues todo el aparato del gobierno se dedicó a encubrir el crimen, activando la jurisdicción del Consejo Supremo de Justicia Militar para impedir la actuación del Ministerio Público y el Poder Judicial, y lanzando acusaciones de filosenderistas a los integrantes de la oposición, Pease incluido.

Arreciaron las amenazas de muerte, los agravios y las bravuconadas, como aquella del general Hermoza Rios, quien sacó los tanques desde Chorrillos hasta el Rímac para amedrentar y causó un escándalo internacional que hizo que la Comunidad Europea paralizara la renegociación de la deuda y el Gobierno de EE.UU. emitiera un enérgico comunicado.

La historia es conocida. La comisión investigadora evacuó dos dictámenes, de los cuales el de minoría fue de la oposición mientras que el de la mayoría, el que finalmente se aprobó llegaba a sostener que los estudiantes se habían autosecuestrado.

Pero eso no fue todo. Frente a la tenaz lucha de los familiares por encontrar la verdad, la justicia militar reclamó y consiguió la dación de la famosa Ley Cantuta que modificó los procedimientos de la Corte Suprema para dirimir la contienda de competencia.

Pease recuerda la infamia de aquel juicio militar en el que se condenó con levísimas penas de seis años a los ejecutores del crimen más no a los jefes implicados. Todos quedaron libres en junio de 1995 en una prueba más de la lealtad de Fujimori a sus secuaces y no a la ley ni a la sociedad. “Si el jefe de ese Estado, con resortes legales e ilegales de poder, defendió paso a paso a los ejecutores del asesinato e hizo encubrir el crimen, paso a paso, es porque él mismo era parte del crimen” precisa.

“Hay una deuda moral y política con los familiares que son los héroes de esta lucha. Los fujimoristas usan hoy el juicio para seguir engañando a los desinformados. Humanidad, compasión por el que sufre, rectitud, valores y principios democráticos y humanos fueron negados por el fujimorato. No permitamos que la historia regrese y la vivan nuestros hijos” advierte Pease.