Tingo María, Aucayacu, Nuevo Progreso, Uchiza y Tocache, pueblos asentados a lo largo del valle del Alto Huallaga, donde hasta hace unos años imperaba el cultivo de extensas áreas de sembríos de coca ilegal, vienen respirando aires de tranquilidad y de paz desde que hace un año se produjo la captura del líder senderista ‘Artemio’.
Y pensar que solo hace unos años estos pueblos eran dominados por el radical senderismo protector del narcotráfico, que con la complicidad de malas autoridades logró su avance desproporcional, dejando una estela de sangre de gente inocente a su paso. Faltó poco para que el Alto Huallaga se convierta en zona liberada, pero no se dio.
Héctor Aponte Sinarahua, ‘camarada Clay, en 2006; Mario Espíritu Acosta, ‘camarada JL’, en 2007; Juan Laguna Domínguez, ‘camarada Piero’, en 2009; José Eduardo Yacsahuanga Vega, ‘camarada Rubén’, en 2010, principales mandos de “Artemio”, fueron cayendo uno a uno, por que la estrategia antisubversiva del Frente Policial Huallaga había sido bien planificada para que rindiera sus frutos a mediano plazo.
El otrora todo poderoso líder del comité regional Huallaga de Sendero Luminoso se quedó solo. «Se quedó solo» es una forma de decirlo porque a raíz de la pérdida de sus hombres más cercanos se comenzó a rodear de otros sanguinarios de poca monta como ‘Izula’, ‘Mono’, ‘Tigre’, ‘Muro Muro’, ‘Dante’ y otros despreciables sujetos quienes fueron cayendo en manos de las autoridades y ahora purgarán largas condenas en distintas cárceles del país.
La efectiva estrategia de reducción de plantaciones de coca ilegal en la zona hizo que la producción de cocaína disminuyera y ‘Artemio’ se vio en aprietos ya que se trataba de su principal fuente de financiamiento. Siempre tenía un as bajo la manga y comenzó a “exprimir” a madereros ilegales, mineros al margen de la ley y hasta a traficantes de combustible. Tuvo que vérselas para seguir vigente en el Huallaga, pero no le duró más.
Están frescas todavía las faenas de terror de Sendero Luminoso en el Alto Huallaga durante tres décadas, pero más fresca se encuentra aun, el día de júbilo de estos pueblos al recordar aquel inolvidable 12 de febrero de 2012, cuando las fuerzas del orden dieron el último gran golpe a los sediciosos, la captura de “Artemio”.
Queda un en la retina de los ojos de los habitantes del Alto Huallaga, el baño de sangre que les tocó soportar, sin embargo, el 12 de febrero de 2012 queda como un día en que se retomó la paz, que esperan sea duradera y quede instaurada para siempre. Las autoridades no deben bajar la guardia.