Ecuador revive su raigambre prehispánica y el mestizaje cultural

Las celebraciones del Día de Difuntos en Ecuador, su raigambre prehispánica, su evolución y mezcla con los rasgos y valores introducidos con la llegada de los españoles y  la religión católica, se repiten año a año cada 2 de noviembre.

Aunque esta celebración está presente en toda América Latina, en este país tiene características únicas, por las singularidades marcadas por sus propias herencias indígenas y las diferentes experiencias vividas con la llegada de los conquistadores y sus prácticas religiosas.

El día esperado, las familias campesinas e indígenas se esfuerzan para arreglar las tumbas con imágenes y cosas que más gustaban a sus seres queridos, visten sus mejores trajes y se reúnen a su alrededor, con mantel tendido, para servirse el cucayo (comida en quichua), este incluye las guaguas (niñas en quichua) de pan y la colada morada, más la comida tradicional de sus ancestros, granos, cuyes asados (conejillo de indias), cerdo, papas, habas, mellocos, mote (maíz cocinado), chicha (bebida de maíz fermentada) entre otros.

Mientras comparten los alimentos conversan con los difuntos sobre las novedades de la familia, rezan, le piden consejos y pasan el día conversando, en estos diálogos incluyen recuerdos de sus familiares y piden su ayuda y protección.

Es importante resaltar que la tradición de servir las guaguas de pan y la colada morada se ha extendido a todos los estratos sociales del país y cada uno de ellos incluye productos característicos de la zona en que habitan.

La colada morada que en tiempos prehispánicos andinos se denominaba mazamorra negra y se servían en estas fechas, se elaboraba con frutas como el mortiño (especie de arándano que crece en los páramos) y sangorache (ataco) que es un grano color púrpura y con las hojas negras, maíz negro fermentado.

Con el paso de los años y la introducción de costumbres hispánicas, la elaboración de esta bebida incluye el ishpingo, flor de la canela y hojas de arrayán, frutillas y moras.  Actualmente en la costa también se sirve con frutas como la piña.

Las guaguas de pan en cambio tienen su origen después de la introducción de la harina de trigo por parte de los españoles, inicialmente se la denominaba “pan de muerto”. Con el paso de los años y su incorporación en estas fechas a la dieta de todas las clases sociales, las guaguas tienen distintas formas y adornos, elaborados con pasta de azúcar de colores, así como sus productos y rellenos que también varían de acuerdo a sus destinatarios.

Pese a que el maíz negro tiene su origen en toda la región andina (Perú y Bolivia) es únicamente en Ecuador que el simbolismo de servir en estas fechas las guaguas de pan y la colada morada son parte de su tradición.

Historiadores han revisado los orígenes del uso de estos ingredientes el día de los difuntos, sin embargo, no hay hasta el momento certezas frente a las épocas en que se incorporaron estas costumbres, excepto que las guaguas de pan se comenzaron a elaborar a partir de la introducción de la harina de trigo por parte de los españoles.

Hoy la colada morada y las guaguas de pan se pueden degustar en todas las ciudades en panaderías y restaurantes entre los meses de octubre y primeros días de noviembre de cada año, se ha vuelto una comida familiar de la temporada.

ENCUENTRO DE CULTURAS

Es importante encontrar la relación con otras culturas como el Samhain, de origen celta, que se celebraba en países de Europa (Irlanda) al final del verano e inicio de la temporada oscura, el 31 de octubre y el 1 de noviembre.

Esta conmemoración se describe como una comunión con los espíritus de los difuntos a los cuales era fundamental mantenerlos contentos, por lo que se dejaba comida a la entrada de las casas para su regreso y contrarrestar la presencia de los espíritus malos.

Esta celebración es el origen del Hallowen que se introdujo a finales del siglo XIX y principios de XX en Estados Unidos y en varios países de Europa y América y que actualmente se le conoce como el día y noche de brujas, y la visita de los niños a los hogares para solicitar dulces tiene su relación con la práctica de dejar la comida en el ingreso a las casas.

Sin duda esta breve relación entre las culturas es para reafirmar que desde siempre el misterio de la muerte, el más allá, el respeto a los espíritus tiene un peso enorme en la construcción de costumbres, prácticas y ritos de veneración a los muertos.