¿Dónde está la estrategia para enfrentar a Sendero Luminoso?

Las últimas acciones del autodenominado ‘Ejército Militarizado del Partido Comunista del Perú’ en el valle de los Ríos Apurímac – Ene (VRAE) y la inexpugnable selva del Vilcabamba en el Cusco denotan que el gobierno se encuentra sin brújula, ideas y estrategia contrasubversiva.

Como se sabe, en los últimos días se oficializó el cambio de los altos mandos a cargo del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas (CCFFAA), pero a pesar de ello, nada cambió. Pareciera que transcurridos los primeros diez meses del gobierno de Ollanta Humala nada se aprendió de la desastrosa Operación libertad y la crisis del secuestro de trabajadores de Camisea, dejando conquistar nuevos territorios al narcoterrorismo.

Para especialistas en temas de seguridad y narcoterrorismo la respuesta ante tal indiferencia del gobierno es una sola. “El gobierno ha perdido la brújula, se le han ido las ideas de cómo enfrentar al grupo terrorista y no existe estrategia. Hoy las Fuerzas Armadas están carentes de planes operativos, no tienen inteligencia y el gobierno en su conjunto se ha quedado hipnotizado por el accionar subversivo, sin saber qué hacer”, señala el especialista en narcoterrorismo Rubén Vargas.

La misma opinión la comparte el exministro del Interior, Fernando Rospigliosi, pero va más allá: “Nunca tuvo Ollanta Humala brújula para la lucha contrasubversiva, no tuvo la menor idea de qué hacer, a pesar de que esta lucha está en manos de los militares desde el 2006. Simplemente han confiado en los militares y todo está peor”.

Detrás de todas estas acciones, sin lugar a dudas, están las nuevas zonas cocaleras y rutas de la cocaína que maneja Sendero Luminoso en el sur del país. “Hace bastantes años hemos perdido la brújula, hemos dejado hacer a Sendero Luminoso y ahora producimos por su culpa toneladas de hoja de coca y cocaína en esas zonas liberadas. Lo del secuestro solo fue una llamada de atención de los subversivos”, rotula la congresista Lourdes Alcorta.

NUEVAS ACCIONES NARCOTERRORISTAS

La última acción de las huestes de José Quispe Palomino, (a) camarada ‘José’, se ejecutó el pasado miércoles cuando retuvieron por espacio de una hora a 18 trabajadores de la empresa Transportadora de Gas del Perú (TGP) que ejecutaban trabajos de mantenimiento en uno de los ductos cercano a la localidad de Kumbirushiato en la selva alta del Vilcabamba en el Cusco, próximo al lugar del secuestro de 36 trabajadores de Camisea en abril pasado. El objetivo de la incursión narcoterrorista fue solicitar a la empresa el pago de cupos, explosivos y suministros para la llamada ‘guerra popular’. “Nuevamente ha quedado demostrado que el CCFFAA y la Dirección Nacional de Inteligencia (DININ) siguen castrados e inoperantes. No es posible que este grupo armado se atreva a realizar una acción militar en el mismo lugar, es una situación absolutamente crítica”, advierte Vargas.

La apatía gubernamental y de los altos mandos militares está provocando, según el exministro Rospigliosi, la conquista de nuevos territorios por los subversivos. “Los senderistas van ganando nuevos territorios, no tienen ninguna resistencia de las fuerzas combinadas del CCFFAA y la PNP. Conquistan no solo el sur del VRAE como es la selva de Vilcabamba, sino que avanzan peligrosamente al norte en la zona de Satipo. Están buscando nuevas presas y si los militares no hacen nada esto podría empeorar”. Según reportes de inteligencia, o lo que queda de ella, la fuerza narcoterrorista en esta parte del país está compuesta por más de 500 hombres fuertemente armados.